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20 de junio de 1990: El solsticio del fútbol costarricense

El solsticio de verano, de acuerdo a la astronomía, es el día en que el Sol se encuentra en el…

Por Marco Marín

Tiempo de Lectura: 9 minutos
20 de junio de 1990: El solsticio del fútbol costarricense
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El solsticio de verano, de acuerdo a la astronomía, es el día en que el Sol se encuentra en el punto más alto del cielo, según el hemisferio. En el caso de la “mitad” norte del planeta, este fenómeno ocurre a partir del 20 de junio.

Precisamente fue en esta misma fecha veranera que, hace 30 años, la Selección Nacional de Costa Rica llevó a todo el país a vivir un sueño tras vencer a Suecia 2-1 en el Mundial de Italia 90 y lograr lo que muchos consideraban imposible: clasificar a los octavos de final.

En el aniversario de la victoria más influyente del balompié tico, recordamos la gesta al mismo tiempo que el capitán de ese equipo, Roger Flores, y el delantero, Claudio Jara, confesaron a El Observador algunos detalles de la hazaña que, aún hoy, brilla en lo más alto del firmamento del deporte costarricense.

“Carbonearnos solos”

“Fuimos pioneros. Siempre hay uno y a nosotros nos tocó a base de carbonearnos solos”, explicó Flores sobre la motivación de un grupo de jugadores para clasificar a una Copa del Mundo y en el cual muchos de ellos dependían de una profesión diferente para sobrevivir.

“Éramos amateur. Jara trabajaba. Yo, en el Hospital México y por ahí el Chunche (Mauricio Montero) en una bomba. Pero teníamos un sueño que, de lograrlo, íbamos a cambiar la historia del fútbol nacional y eso era día con día en la eliminatoria”, agregó.

Por su parte, Claudio Jara -quien asistió con un ‘taquito’ a Juan Cayasso para el gol de la victoria frente a Escocia en el debut mundialista- celebró que ese logro aceleró la profesionalización del deporte en el país.

“Creo que aquí en Costa Rica el fútbol no era profesional. La mayoría de jugadores trabajaba y por ende se hacía más difícil la situación. (Después del mundial) cuando tuve que pasar a Alajuela experimenté eso, ya no pude seguir trabajando. Creo que para el fútbol de Costa Rica fue muy importante.

“Ver como trabajaban los equipos en Europa. Como dijo Roger, éramos amateur y estos eran profesionales. La preparación: el cuerpo técnico, el psicólogo, los asistentes. Era un equipo de trabajo completo”, aseguró.

Sin embargo, el futuro no parecía muy prometedor un año antes de que la Tricolor pudiera llegar a la ciudad de Mondoví, la comuna en el norte de Italia donde el equipo se concentró durante la competencia y la cual adoptó a la Sele como si fuera una colonia tica.

Primer lugar sufrido

El 16 de julio de 1989, la Sele jugaba su último partido de la eliminatoria frente a El Salvador en el antiguo Estadio Nacional. Gracias a una anotación de Pastor Fernández, quien debutó en ese proceso mundialista ese día, Costa Rica logró sumar 11 puntos en ocho juegos.

Lo que tal vez escapa al inconsciente colectivo es que el país tuvo que esperar cuatro meses para ostentar el primer lugar de la eliminatoria, la cual logró gracias al gol diferencia con los Estados Unidos.

De hecho, durante ese lapso, los salvadoreños ayudaron a la Tricolor ya que consiguieron sus únicos dos puntos durante esa eliminatoria eliminatoria. El 13 de agosto igualaron sin goles ante una Trinidad y Tobago que finalizó con nueve unidades. El 5 de noviembre, de visita en suelo estadounidense, repitieron el marcador.

No obstante, para Flores la clave de esa eliminatoria estuvo en creer en el sueño “día a día”. Il Capitano, mote que se ganó el defensor durante y luego de Italia 90 narró la importancia de la motivación grupal.

“Los embarcabamos”

Si bien la anotación de Fernández fue vital, no fue la única de esa importancia. Tres meses antes, el 16 de abril, Gilberto Rhoden logró el 1-0, con el que Costa Rica venció a los norteamericanos en La Sabana.

El anotador, quien militaba en Alajuelense, estuvo en varias convocatorias del proceso pero solo disputó tres encuentros, dos como titular, para un total de 166 minutos, según datos de la Fundación de Estadísticas de Recreación y Deporte Fútbol (Rsssf, por su siglas en inglés).

Flores asegura que no es coincidencia que dos jugadores que no eran titulares, tuvieran un impacto tan grande. “A cualquiera que llamaban (…) lo embarcábamos. El que estaba ahí sabía que íbamos por algo, porque queríamos hacer historia.

“Los más viejos: Claudio Jara, Gabelo, yo, Marvin Obando, también estaba Germán Chavarría y, al que llegaba ahí, le decíamos que tenía que pelear contra todo para ir al Mundial. La verdad que luchamos por eso”, detalló.

No obstante, lograr el boleto era apenas el primer paso y una vez que se obtuvo el combinado no quedó satisfecho. Según confesaron ambos jugadores, el doctor Longino Soto -presidente de la Federación Costarricense de Fútbol en ese entonces- fue trascendental en ese aspecto.

“Nos ayudó, nos metió a llevar cursos de psicología y control mental. Entonces nos dio un plus. Nos dio responsabilidad pero también las herramientas para que pensáramos, ya clasificados, buscar otros objetivos”, recordó Flores.

Por su parte, Jara también agradeció los amistosos que el directivo había logrado conseguir previa a la cita mundialista.

“Eso nos dio el roce internacional que necesitábamos para enfrentar a estas selecciones y así fue.

“Llegamos al partido contra Escocia. Sabíamos que teníamos mucha responsabilidad, que el país entero estaba pendiente y, aparte de todo, que era muy poca la gente que creía en nosotros. Era el reto mayor querer trascende”, aseguró el exdelantero.

Debut soñado

El 11 de junio de 1990, la Sele saltó al césped del histórico Luigi Ferraris, en Génova. Ese reducto, uno de los cuatro “sobrevivientes” del Mundial de 1934 que fueron utilizados en este certamen, albergó a poco más de 30 mil aficionados que fueron testigos de la primera victoria de Costa Rica en una Copa del Mundo.

El 1-0 con que la Tricolor venció a los escoceses sirvió como la carta de presentación perfecta para la escuadra nacional y quedó cimentada en la memoria de los del Reino Unido hasta el día de hoy.

Al 49’, Héctor Marchena encaró al defensa Maurice Malpas por la banda derecha. El europeo, según comentó recientemente al diario The Courier de Inglaterra, dejó que el tico cortará al centro por una decisión táctica de su entrenador.

Por su parte, el tico aprovechó el espacio para filtrar un pase a Jara quien, de forma artística, asistió de taquito al delantero Juan Cayasso para que este definiera solo frente al arquero Jim Leighton, anotando así el gol de la victoria.

Escocia, equipo que había sido habitual en los mundiales desde la edición del 78, sufrió tanto que el mismo Malpras aseguró que en un entrenamiento abierto al público posterior al partido, los integrantes del “Ejercito Tártaro” (aficionados escoceses) tiraron piedras a los jugadores.

“No podía esperar a regresar al hotel porque tenía programada una llamada de mi esposa y pensé que me iba a alzar los ánimos. Ciertamente, cuando llegué, tenía una llamada en espera pero no era de ella”, aseguró Malpas quien agregó que al otro lado del auricular oyó a su entrenador del Dundee United, exigiendo respuestas por el error con Marchena.

“En ese entonces no había YouTube y Costa Rica era desconocida. Lo que descubrimos rápidamente es que eran buenos técnicamente y también podían hacer una o dos faltas fuertes”, sentenció.

Túnel de salida

No obstante, Jara aseguró que el equipo comenzó el partido con una ventaja ya que, por órdenes del entrenador Velibor “Bora” Milutinović, los nacionales comenzaron el encuentro en el túnel de salida

“Bora es una persona muy preparada, muy inteligente. Nos dijo que teníamos que botar el estrés. Agarrar y golpear las paredes, principalmente a (Héctor) Marchena y a Mauricio. También a Róger que era un poquillo rudo y todos comenzaron a chocar los tacos en las paredes.

“Eso los asustó un poco. Los intimidó porque entre ellos hacían ademanes de que estábamos locos mientras nosotros gritabamos Costa Rica. De ahí empezamos a ganar el partido”, aseguró Jara.

Pareciera ser que la hipótesis del goleador no es descabellada ya que, hace una década, el jugador escocés Stuart McCall aceptó en una entrevista con el medio Daily Record que su equipo utilizó la misma táctica en su partido contra Suecia, el único que ganaron en ese certamen.

“Cuando hicimos los cálculos, antes del torneo, el consenso general es que íbamos a vencer a Costa Rica, perder contra Brasil y disputar el segundo puesto con Suecia. ¿Qué tan equivocado se puede estar?

“A los suecos los vencimos en el túnel de salida con una exhibición de agresión que tenía que ver completamente con la bronca de haber perdido el primer partido”, aseguró McCall, quién abrió la cuenta de ese partido a los 10 minutos.

“Mentalizados en ganar”

A pesar de que la victoria ante Escocia era improbable, la Tricolor aún tenía a los sudamericanos y a los suecos enfrente y nada estaba definido. No obstante, los jugadores se sentían más sueltos aseguró Jara, quien también afirmó que el resultado ante Brasil pudo haber sido mejor.

La Sele disputó su segundo encuentro ante un representativo brasileño que venía de más a menos desde España 82. No obstante, la hoy pentacampeona del mundo siempre ha sido un rival de cuidado y es por eso que partía como la gran favorita del grupo C.

Aunque la Verde-amarela venció por la mínima, con gol de Mueller al 33’, el partido sería recordado por la exhibición que el arquero Luis Gabelo Conejo dio entre los tres postes de las porterías del Estadio Delle Alpi, en Túrin, cinco días después del debut.

Tal fue el afán del entrenador Sebastiao Lazaroni por aumentar la cuenta que al 83’, envió a un joven Bebeto a buscar abrir el candado nacional.

Esa actuación, aunado a un encontronazo entre Marchena y el delantero Careca ayudó a alimentar el sueño de los jugadores.

“Con Brasil sí se respetó mucho pero por ahí pudiéramos haber sacado un empate. Se le guardó la distancia pero después empezamos a jugar más sueltos. En fin fue un partido de 1-0 y venía Suecia a la que teníamos que, mínimo, empatarle. Pero nosotros estábamos mentalizados en ganar”, aseguró Jara.

Solsticio futbolístico

La última jornada del grupo C en Italia 90 se programó para el 20 de junio, a las 9 pm hora local (1 pm hora de Costa Rica). Mientras miles de costarricenses se alistaban para ver el encuentro, el cielo en suelo europeo apenas comenzaba a oscurecerse.

A pesar de las grandes actuaciones en los primeros dos juegos, lo cierto es que Costa Rica y Escocia llegaban a sus partidos con la misma cantidad de puntos y la misma diferencia de goles. Nada estaba definido.

Para empeorar la situación, los suecos se adelantaron en el marcador al minuto 32 cuando el delantero Johnny Ekstrom empujó el rebote de un despeje de Conejo al fondo de los cordeles. Paralelamente, escoceses y brasileños iban empatados sin goles. Al finalizar la primera parte de ambos encuentros, Costa Rica no tenía siquiera lo suficiente para pasar como un mejor tercer lugar.

“Bora nos decía que no teníamos que saber nada del otro partido, ustedes tiene que estar concentrados en lo que tienen que hacer y así fue. Cuando estábamos jugando, nos dábamos cuenta por parte de la afición que iba monitoreando el otro encuentro y se alegró cuando empatamos.

“Ahí nosotros dijimos, no nos van a pasar por encima. Ni un gol más. Y ahí nosotros más bien le pasamos por encima a ellos y les hicimos el dos”, recordó Jara.

Ese gol que ayudó a inyectar vida de nuevo en la escuadra tica llegó al 75’, cortesía de un cabezazo de Flores, quien cazó un centro cerca del primer poste del arco que defendía el arquero Thomas Ravelli, tras un tiro libre ejecutado desde la banda derecha por Juan Cayaso.

“El momento culminante, el más alegre para mi, creo que fue el gol”, aceptó a este medio Flores, “aunque yo disfrute mucho allá, cada momento que estuvimos representando al país. Los más viejos decíamos que no podíamos quedarle mal a un país que estaba a la expectativa de nosotros”, agreg
Oyendo a Flores, y viendo en retrospectiva el juego, es innegable que el ejemplo de esos líderes veteranos dio sus frutos ya que sería un joven de 22 el que le daría la victoria a Costa Rica.

Al 87’, Ravelli pateó el balón al mediocampo y este fue interceptado por Alexandre Guimaraes quien, de cabeza, colocó el esférico en los pies de Hernán Medford para que este arrancará en un contraataque que culminó con un remate cruzado a la derecha del portero sueco.

Paralelamente y a casi 10 mil kilómetros de distancia la alegría se apoderaba de los cerca de tres y medio millones de habitantes que vivían en nuestro país en esas fechas.

Según reportaron diversos medios, como el diario La Nación, a pesar de que los empleados públicos tenían asueto de dos horas para ver el encuentro, las calles en las cercanías del Parque Central se llenaron de alegres aficionados, entre los cuales se encontraba el entonces presidente, Rafael Ángel Calderón.

Ese 20 de junio de 1990, la Sele brilló en lo más alto del fútbol internacional y ese recuerdo quedó grabado en el inconsciente colectivo nacional con la misma fuerza que la explosión de una supernova que, al morir, se expande a lo largo del tiempo y universo.

Para el sociólogo costarricense Sergio Villena, el fútbol en Costa Rica, “tiene una larga historia como ritual cívico nacional (…) que empezó en 1921 (…) y quedó definitivamente consagrada con la participación de la “sele” en Italia ’90”, según escribió en la revista argentina EFDeportes, en 1998.

Si bien el experto centra sus inquietudes más en la formación de la identidad nacional, es innegable que el deporte más popular del mundo influye en la idiosincrasia costarricense

En el caso de la Copa del Mundo en Italia, es posible creer que la hazaña deportiva logró motivar a una generación que carecía de esos “superhéroes”. Ciertamente, es muy difícil que hubiera un Brasil 2014 sin ese solsticio futbolístico de 1990.