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3 prácticas para blindar las finanzas del hogar ante los golpes

Luis Carlos Fournier para El Observador Previamente hemos planteado estrategias para salir de deudas; consejos para el manejo de las…

Por Desde la Columna

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3 prácticas para blindar las finanzas del hogar ante los golpes
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Luis Carlos Fournier para El Observador

Previamente hemos planteado estrategias para salir de deudas; consejos para el manejo de las tarjetas de crédito; y temas más técnicos como la presupuestación, la creación de flujos de caja y el efecto de la tasa de interés. Hoy quiero exponerles algunas prácticas fundamentales que mejorarían nuestra exposición a situaciones adversas.

La pandemia del coronavirus alcanza en nuestro país ya más de dos meses. Aunque aún es pronto para terminar de identificar la extensión del impacto de la crisis financiera consecuencia de la batalla contra la enfermedad, sí podemos detectar algunas prácticas que podrían ayudarnos a sobre llevar golpes a los ingresos del hogar y alivianar el estrés sobre el flujo de caja.

Les presento tres prácticas importantes para el manejo de las finanzas, que contribuyen a solidificar nuestra posición financiera ante potenciales amenazas externas.

1. Consumo responsable

Imaginen ustedes un recipiente con dos agujeros, uno por donde entra agua y otro por donde sale. Si el hueco por donde sale el líquido es más pequeño que el agujero por donde entra, el agua se queda adentro y la que va saliendo lo hace a menor velocidad.

Ese recipiente es nuestra cuenta de banco. Recibe los ingresos y de ahí se realizan los pagos. Si el nivel de consumo es igual al nivel de ingresos no va a quedar dinero en la cuenta. Por el contrario, si el nivel de consumo es menor al nivel de ingresos, algo de dinero quedará al final del mes en la cuenta.

Hasta aquí todo bien desde el punto de vista técnico. Ahora incorporemos al análisis otros elementos menos técnicos, por ejemplo, el tipo de consumo, es decir: ¿en qué estamos gastando la plata? El escenario ideal es que el consumo sea en bienes y servicios suficientes para el mantenimiento de la familia, agua, electricidad, internet, comida, vestido, educación y otros.

Debemos ser mejores consumidores y aquí no es solo exigir la mejor calidad por nuestro dinero. sino también la de comprar aquellas cosas que son realmente necesarias. ¿Qué hemos aprendido de esta crisis? Bueno, tal vez no son tan necesarios todos esos pares de tenis que tenemos en el armario, o jeans, o camisas… ¿Cuántos son necesarios? ¡No lo sé!

Lo que sí sé es que el hecho de simplemente hacernos la pregunta nos pondrá en el camino de la reflexión y de la autoevaluación. En el ajuste de nuestros hábitos de consumo para adquirir solo aquello que es necesario en la cantidad adecuada, el ejercicio nos podría acercar a ser más consientes sobre como consumimos los recursos de nuestro planeta y sobre nuestro impacto real en el desarrollo sostenible.

2. Uso racional del crédito

Cuando la familia requiere adquirir algún bien puede recurrir a dos formas de financiar esa compra. Puede ahorrar y ganar intereses durante un plazo y cuando alcance el monto necesario realizar la compra. O puede conseguir un crédito y comprar el bien ya, para repagar el crédito más los intereses en un plazo futuro.

El crédito se identifica como una herramienta más para la compra de bienes, la otra es el ahorro. Con el primero se adquiere el bien de forma inmediata y con el otro se adquiere después de un tiempo. El crédito representa un costo financiero y el ahorro trae consigo ingresos financieros.

La idea aquí no es satanizar el crédito, pero sí hacer ver que tiene sus riesgos por lo que debe utilizarse de forma correcta.

No todo debe comprarse usando el crédito. Por ejemplo, algunas personas hacen las compras del supermercado con la tarjeta de crédito. Si al final del plazo pagan el saldo de contado es como si lo hubieran hecho con efectivo y si solo pagan una parte. Entonces estarían recurriendo al crédito e incurrirían con el costo financiero asociado.

Por otro lado, hay activos que la mayoría de personas solo pueden adquirir con crédito. Para estos casos, antes debe hacerse una análisis de nuestras finanzas, para determinar el monto adecuado de ese crédito, para que su cuota no pese demasiado sobre los ingresos ni aumente los riesgos ante variaciones negativas en nuestro flujo de caja.

Para compra de casa, lo recomendado es que la cuota no supere el 30% del ingreso neto. Para mí ese puede ser un tope alto para hogares con una porción mayor de ingresos variables. Debe tenerse cuidado. La misma receta no aplica para todas las familias.

Aunque he hecho mención solo a activos, hay servicios que pueden ser adquiridos con crédito por ejemplo, la educación. Esto es un intangible (algo que no podemos tocar) y que nos traería beneficios futuros con el potencial de aumentar nuestros ingresos; no así el pedir prestado para irnos de paseo.

3. Reservas de liquidez

En varias columnas previas hemos hablado sobre la reserva de liquidez o fondo de emergencia. Es un elemento vital para reducir la exposición a disminuciones en el ingreso y para enfrentar situaciones puntuales de necesidad de fondos, como una emergencia médica, una reparación mayor en la casa o el carro, u otra situación que requiera de reacción financiera rápida.

¿De qué tamaño debe ser ese fondo? Bueno, del tamaño necesario. Algunos expertos recomiendan que sea igual a 3 meses de gastos, otros dicen que 6, y otros dice que debe ser al menos 3 meses de ingresos. Pues bueno, debe ser del tamaño que la familia considere adecuado para mantener los gastos esenciales durante un plazo prudencial.

Esta reserva puede estar constituida de varias formas: con ahorros mensuales siendo depositados en una cuenta generadora de intereses (ahorro) con bajo riesgo hasta cubrir el 100% del monto deseado. Otra forma es combinando ahorros mensuales sacados del salario, más los fondos que se recibirían por derechos laborales en caso de pérdida del trabajo tanto si son pagados por el patrono o si son trasladados a la asociación solidarista o fondo mutuo. Y otra forma es una mezcla de la anterior más los fondos libres del Fondo de Capitalización Laboral (FCL). La primera forma es la que, aunque exige más sacrificio cada quincena, permite mayor liquidez y flexibilidad para su uso.

La combinación de estas tres prácticas permitirá un manejo adecuado de nuestras finanzas, y la disminución en algún grado del estrés que generan las situaciones financieras adversas y el manejo de la incertidumbre, como las provocadas por la pandemia.

Usemos nuestro dinero con sabiduría y con propósito, y no dejemos que el consumismo nos conquiste y desvíe de nuestros objetivos financieros.

Luis Carlos Fournier es Administrador de Empresas
Correo: [email protected]
Instagram: @luisca72