Tomás Gómez
Los ticos que han enfrentando la pandemia fuera de Costa Rica, han tenido que lidiar con diferentes medidas que los gobiernos han impuesto contra la enfermedad. A 200 ciudadanos les está tocando pasar la prueba en Gran Caimán, una de las dependencias británicas en el Caribe donde las restricciones son intensas.
En ese lugar se diagnosticó el primer caso el 14 de marzo. Al corte más reciente se contabilizaban 74 pacientes y una muerte. Las autoridades decretaron medidas como el cierre de negocios y la paralización de actividades que podrían extenderse hasta setiembre.
La situación golpeó la normalidad y los ingresos de buena parte de la colonia costarricense, sobre todo la que trabaja en el turismo de la isla. Los ticos enfrentan toda una odisea para conseguir un vuelo que los traiga de regreso.
El grupo empezó tocando las puertas del Ministerio de Relaciones Exteriores, quien los remitió al Consulado de Costa Rica en Miami. De ahí el caso se trasladó a la Embajada en Jamaica y de ahí a la representación diplomática en Londres, que finalmente dio una esperanza para empezar a organizarse.
Por tratarse de una isla con pocas conexiones con Costa Rica, la labor se complicó. Se valoró un vuelo rescate con el Servicio de Vigilancia Aérea del Ministerio de Seguridad, pero no existía la capacidad.
Se intentó un viaje de una aerolínea local a Nicaragua y de ahí completar el recorrido vía terrestre, pero tampoco fructificó. No fue sino hasta la semana anterior en que se acordó un vuelo especial de Cayman Airlines, que el viernes permitirá el retorno de 40 de los connacionales.
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Encierro (casi) total
Gran Caimán, conocida por sus atractivos turísticos y su actividad financiera tiene ahora a sus habitantes casi recluidos en las casas para detener los contagios del coronavirus.
Allan Pérez, uno de los ticos en la isla, narró a El Observador cómo las medidas fueron intensificándose con el paso de los días y ahora las posiblidades de salir son escasas.
“Las restricciones son demasiado estrictas y las multas son demasiado altas. Después de las 7 de la noche empieza el toque de queda, las multas van de 3 millones y medio de colones hasta 3 años de cárcel”, contó.
“Durante el día nada más podemos salir por la primera letra del apellido. De la A a la K sale lunes, miércoles y viernes, y de la L a la Z, martes, jueves y sábado, pero solamente por un lapso de una hora”, agregó.
Las pocas posibilidades de que se retome la normalidad, indicó, tienen a muchas personas con pocas posibilidades financieras para hacer frente a sus obligaciones, por los que diversos grupos de extranjeros han buscado como volver a sus países.
En medio de las complicaciones, Pérez rescata la cercanía entre Costa Rica y la isla, donde migrantes de otras partes como Filipinas o la India tienen mucho menos esperanza de poder ser rescatadas.
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El hogar de muchos ticos
Las Islas Caimán se localizan en el Mar Caribe, justo en a medio camino entre la costa hondureña y Cuba.
Ahí viven cerca de 60.000 personas divididas en tres islas principales: Gran Caimán, Pequeña Caimán y Caimán Brac, que juntas miden 264 km², un poco menos que el cantón central de Heredia.
El territorio es administrado como una colonia del Reino Unido y dependen de dos actividades. La primera es el turismo y la segunda la intermediación financiera. Son miles las empresas inscritas en la isla, reconocida como el quinto centro bancario a nivel mundial.
Por décadas, las oportunidades en las islas atrajeron a migrantes costarricenses, quienes han logrado un buen nivel de vida pero que han enfrentado dos tragedias: la pandemia actual y el huracán Iván, que requirió de un vuelo de rescate en el 2004 para auxiliar a 32 ticos.
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