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Afamada revista ‘The New Yorker’: Los ticos viven más que los estadounidenses; aquí la clave

La afamada revista estadounidense The New Yorker publicó en su sitio web un extenso reportaje -que saldrá en la edición…

Por Sergio Arce

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Afamada revista ‘The New Yorker’: Los ticos viven más que los estadounidenses; aquí la clave
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La afamada revista estadounidense The New Yorker publicó en su sitio web un extenso reportaje -que saldrá en la edición impresa del próximo 30 de agosto- titulado Los costarricenses viven más que nosotros. ¿Cuál es el secreto?

Y no hace falta leer mucho para darse cuenta cuál es ese “secreto” que la publicación quiere desentrañar: nuestro sistema de salud.

The New Yorker apunta a que en Estados Unidos la salud y la atención médica están separadas y, usualmente, bajo el control de empresas privadas.

En el caso costarricense ambos sistemas están integrados bajo la figura de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). El Ministerio de Salud es el ente rector.

“En los Estados Unidos y en otros lugares, la salud pública y la atención médica son en gran medida empresas independientes.
“Costa Rica muestra los beneficios de integrar los dos: gasta menos que nosotros en atención médica y obtiene mejores resultados”, indica The New Yorker en el artículo firmado por Atul Gawand.

The New Yorker es una revista semanal que publica críticas, ensayos, reportajes de investigación y ficción, entre otros.

La expectativa de vida al nacer… y el covid-19

El reportaje enfatiza en el hecho de que Costa Rica tiene la sexta parte del ingreso per cápita de Estados Unidos. Pero, además de que los costos de atención médica representan una “fracción de los nuestros”.

Pero, líneas después, el autor asegura que -a pesar del anterior contexto- Costa Rica tiene una expectativa de vida superior a la de Estados Unidos.

Mientras que en la nación del norte las mujeres viven -en promedio- 80,2 años, la esperanza de vida masculina pasó de 76,3 en el 2019 a 74,5 en el 2020.

En Costa Rica este indicador para las mujeres es de 82,73 años. Entretanto para los hombres es 77,54 años.

Y de inmediato el artículo llega a una conclusión: el país ha hecho de la salud pública una vía para mejorar la salud de la población de una manera integral.

“Incluso en países con una sólida atención sanitaria universal, la salud pública suele ser un complemento; la gran mayoría del gasto se destina a tratar las dolencias de las personas.

“En Costa Rica, sin embargo, la salud pública ha sido una prioridad durante décadas. La pandemia del covid-19 ha revelado el empobrecido estado de la salud pública, incluso, en los países ricos. Y el costo de nuestra negligencia. Costa Rica, en cambio, se muestra como una alternativa”, indica el reporte.

El caso de Álvaro Salas, expresidente de la CCSS

El reportaje utiliza la historia de vida del expresidente de la CCSS, Álvaro Salas, como columna vertebral para ejemplificar el impacto de la salud pública integral en Costa Rica.

Y esto es lo que publica The New Yorker para dimensionar el impacto y relevancia de la salud pública en Costa Rica.

“Las campañas de vacunación contra la poliomielitis, la difteria y la rubéola llegaron a Salas y sus compañeros de clase cuando estaba en la escuela primaria (en Atenas, su tierra natal), al igual que un programa de nutrición infantil que el gobierno implementó en todo el país con la ayuda de la administración Kennedy (a inicios de los años 60).
“Tuvimos este almuerzo, comida caliente. Todavía tengo el sabor en mi boca. Fue muy agradable tener un plato de sopa con arroz”, le contó Salas a The New Yorker.
“Las madres y las familias vieron que ahora era una buena idea enviar a los niños a la escuela, porque estaban alimentados”, recordó.
“En el camino, el Ministerio de Salud proporcionó a un funcionario de cada comunidad los recursos y el personal dedicado a la prevención de brotes de enfermedades infecciosas, desnutrición, peligros tóxicos, problemas sanitarios, etc.
“Estas unidades de salud pública locales, orientadas a las preocupaciones de toda la comunidad, trabajaron en paralelo con un sistema de atención de la salud construido para abordar las necesidades individuales.
“(En los años 70) el país adoptó un plan nacional de salud, que amplió la cobertura de atención de salud que brinda su sistema de seguridad social, y un programa de salud rural, que trajo el tipo de servicios médicos que tenían las ciudades tenían.
“Pero lo que distingue a Costa Rica no fue simplemente la cantidad que gastó en atención médica. Así fue como se gastó el dinero: apuntar a los tipos de muerte y discapacidad más fáciles de prevenir.
“Eso puede parecer sentido común. Pero los sistemas médicos rara vez se enfocan en un resultado global para las comunidades a las que sirven”, indica el artículo.

Ataps y Ebais

The New Yorker destacó dos pilares de la atención comunal: los Asistentes Técnicos de Atención Primaria (Ataps) y los Equipos Básicos de Atención Integral en Salud (Ebáis).

La Caja cuenta con 1.411 Ataps distribuidos en todo el país.

En el caso de los Ebáis hay 1.053, que están conformados por un médico general, un (a) auxiliar de enfermería, un técnico en atención primaria y un (a) auxiliar en registros de salud.

“Los resultados son envidiables. Desde el desarrollo de los Ebáis, las muertes por enfermedades transmisibles se han reducido en un 94% y también se han logrado avances decisivos en la lucha contra las enfermedades no transmisibles.

“No se trata solo de que Costa Rica haya superado la esperanza de vida de Estados Unidos mientras gasta menos en atención médica como porcentaje de los ingresos. En realidad, gasta menos que el promedio mundial.

“La mayor ganancia en estos días se encuentra en los años intermedios de la vida. Para las personas de entre 15 y 60 años, la tasa de mortalidad en Costa Rica es del 8,7 por ciento, frente al 11,2 por ciento en los Estados Unidos, una diferencia del 30%.

“Pero a las personas mayores también les va mejor: en Costa Rica, el promedio de 60 años sobrevive otros 24,2 años, en comparación con los 23,6 años en los EE.UU.”, escribió el autor del reporte especial de The New Yorker. 

Y lanza una potente frase: “El modelo de Costa Rica sugiere que dirigir esos gastos sabiamente, de manera atenta a las mayores oportunidades de impacto, puede ser transformador cuando se trata de los menos conectados y los menos favorecidos”.

El artículo completo en inglés en este link: Costa Ricans Live Longer Than Us. What’s the Secret?

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