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“Aguante, no sea maricón”: los arquetipos de género (1 parte)

Dra. Margarita Murillo para El Observador Siguiendo con los pasos que sugiere la Asociación Mundial de Sexología recordemos que para…

Por Desde la Columna

Tiempo de Lectura: 4 minutos
“Aguante, no sea maricón”: los arquetipos de género (1 parte)
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Dra. Margarita Murillo para El Observador

Siguiendo con los pasos que sugiere la Asociación Mundial de Sexología recordemos que para poder abordar la educación de la sexualidad se deben tomar todos los siguientes aspectos: cuerpo, salud sexual, relaciones interpersonales (género), identidad psicosexual, placer, poder y derechos.

Como en los artículos anteriores se habló del cuerpo y de la salud sexual, ahora toca hablar lo polémico, es decir: el género. A lo largo de esta entrega y tres más que vendrán luego, veremos a profundidad este tema y los arquetipos.

¿Qué es el género?

Género es lo que la sociedad y la cultura nos impone como conductas o mandatos sobre lo que debemos hacer para convertirnos en hombres y mujeres dentro de una sociedad específica.

Esto ha generado muchos problemas, violencia y desigualdad, pues por razones de género hemos atribuido “ciertas verdades” a los hombres y mujeres que no son tan verdades.

O decimos que algo es “instinto” cuando por estudios nos damos cuenta que son mandatos conscientes e inconscientes que hacen que nos comportemos de una determinada manera y creemos que si cumplimos esa forma de ser “vamos a ser felices por siempre”. Los problemas y frustraciones vienen cuando esos mandatos no coinciden con nuestro desarrollo personal o no son tan justos ni equitativos para todos y todas.

La violencia en nuestras casas sucede precisamente por la confrontación de estos mandatos frente a nuestros derechos o necesidades lo que ocasiona un gran sentimiento de frustración, baja autoestima, estados de desesperación, depresión, entre otros.

Vamos por partes

Si recuerdan un artículo que decía “De machos y hembras a hombres y mujeres”… esto es parte de lo que decíamos en ese entonces.

Nacemos machos y hembras y hasta ahí no somos diferentes, somos solo diferentes por nuestros genitales, pero no por nuestras necesidades afectivas, en lo afectivo el ser humano es igual, necesita de las emociones para conectar lo corporal con lo social y viceversa.

Por esa razón hay que reconocer con claridad las emociones para lograr equilibrios entre el cuerpo y el medio en que nos desenvolvemos. Pero cuando imponemos los mandatos de género nuestro cuerpo va a sufrir una serie de contradicciones que harán que en ocasiones se enferme.

Los arquetipos… ¿qué son?

Algunos de estos mandatos están en el inconsciente y se han convertido en estereotipos inconscientes y son colectivos. Es decir todos actuamos por ellos y creemos que debemos seguirlos como una forma de afirmarnos como hombres y mujeres. Cuando caen en el inconsciente colectivo (es decir en todas las mentes) les llamamos arquetipos y algunos son arquetipos masculinos y otros arquetipos femeninos.

Estos arquetipos son grandes estereotipos que la sociedad nos impone y nos hace creer que si los cumplimos vamos ser mejores hombres y mujeres. Pero de ninguna manera, los hombres y mujeres debemos aprender a valernos por nosotros mismos, de manera justa, equitativa y placentera para ambos, no de acuerdo a un mandato.

Cuatro son los arquetipos masculinos y han sido impuestos por un patriarcado que ha existido por muchos siglos y de donde también han surgido los arquetipos femeninos que limitan la expresión de las mujeres y de los hombres.

Los arquetipos Masculinos son: El Rey, El Guerrero, El Mago y El Amante y por supuesto para estos mandatos hay un tipo de arquetipo con que la mujer responde.

Estos arquetipos le hacen creer al hombre que si los cumple “él va a ser un verdadero hombre” (gran macho), si no los cumple se puede dudar de su masculinidad y puede que la sociedad crea que se está convirtiendo en mujer (y hacerse mujer es lo peor que le puede suceder a un hombre).

Su amenaza inconsciente es hacerse mujer u homosexual, que también de manera inconsciente se asocia a lo femenino, a la pérdida de la identidad, como mandato inconsciente es algo que se ha impuesto casi desde el nacimiento.

“Aguante, no sea maricón”

Solo recuerden los mandatos: “aguante, no sea maricón”, “no me llore, los hombres no lloran”, “mamita, chuchinga”, “los hombres deben ser valientes”, “los hombres no tienen miedo”, “los hombres son fuertes y capaces de todo, no pueden equivocarse”, y así muchos otros.

Un día estuve por fuera de una oficina en un colegio y escuché en cinco minutos a un grupo de muchachos conversar entre ellos y, entre frase y frase, se decían: “sabe qué maricón, es que…., porque de verdad, no sea playo …… porque, ¿tiene miedo? ¡eso es de mujeres!

Se dan cuenta de la cantidad de mensajes rechazando el papel de la mujer, que si me han seguido, está asociado a la debilidad, inutilidad, inservibles, sentimentales, miedosas, etc.

Todos estos son solo mensajes inconscientes que no tienen ningún sustento para hacernos mejores hombres y mujeres, todo lo contrario, nos dañan, nos limitan, nos mutilan como hombres y mujeres y nos ponen en contra, nos violentan en nuestra autoestima.

¿Qué sucede si un hombre tiene miedo? Pues posiblemente se sienta poco hombre, siente debilitada su masculinidad y se va a defender negando este miedo.  ¿Me entienden? Sino continuemos con el primer arquetipo.

Arquetipo de El Rey… “la mujer sumisa”

Este es un mensaje muy conocido, hemos dicho que los hombres son los dueños de las tierras, las propiedades, las cosechas, las mujeres y los niños. Deben dominar, mandar, ser fuertes de carácter de lo contrario “no son hombres”.

Para que se dé este arquetipo debe haber una mujer que es sumisa, que gusta de ser mandada, dominada, dirigida, con un carácter débil, de lo contrario también se dudará de si es “una buena mujer o una buena esposa” porque que feo esas mujeres “tan mandonas” (“parecen hombres”) o quizás dirán es que a ese “le canta la gallina”.

En realidad, ninguna de las anteriores, lo importante no es si manda o no manda o quién manda. Lo que debo resaltar es que no será por medio de estas conductas que serán “más hombres o menos hombres o más mujeres o menos mujeres”.

Las personas somos importantes, todas y todos, no necesitamos de la fuerza o la debilidad, debemos de luchar por nuestros derechos por la equidad, por el desarrollo personal, pero no aparte sino unidos.