Tomás Gómez
(Washington, DC). Con indicadores sociales en rojo, riesgos de gobernabilidad, caída en el apoyo a la democracia y otras amenazas, las sociedades latinoamericanas estarían en un momento complicado. No obstante, las mediciones de satisfacción personal dan resultados positivos.
Ese fue uno de los elementos que sorprendió de la última edición del Latinobarómetro. Los resultados habían trascendido en julio anterior, sin embargo este martes fueron profundizados por su directora, Marta Lagos, en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El estudio se aplica desde 1995 y es la primera base de datos en español y disponible al público sobre la percepción de la democracia en la región.
La directora enlistó que tras problemas como “pandemia, desastres democráticos, países que se derrumban”, el factor más personal toma fuerza. Esto implica aspectos a los que las personas dan preponderancia
“Se valora la vida, a pesar de todos los desastres estamos vivos”, sostuvo Lagos. “La felicidad no tiene nada que ver con el realismo”, sumó en un evento en el que estuvo El Observador, en la capital de Estados Unidos.
Como ejemplo destaca la insistencia que ponen las personas en sentir su condición personal como más positiva a las tendencias del país.
“La gente va a estar mejor que el país, en todo momento”, afirmó.
13 años construyendo la crisis
El último Latinobarómetro encendió alertas porque el apoyo a la democracia alcanzó apenas el 48%.
Más allá de los casos más recientes, Lagos apuntó que desde inicios de la década pasada, con la crisis económica de ese momento, se vino gestando la ola de problemas que ahora son más palpables.
“Nadie tomó en cuenta cuando fue una crisis con luz roja para muchos países simultáneamente”, compartió.
El problema parece no tener final claro. Por un lado, ha levantado a movimientos que no son adeptos a la democracia pero por otro, hay tal grado de insatisfacción que hasta las supuestas soluciones caen.
“Estamos frente a una población que incluso cambia a los populistas. A Bolsonaro lo echaron”, comentó.
El problema de los indiferentes
Dentro de las mediciones que sostiene el Latinobarómetro, una clave es la percepción frente a los estilos de gobierno y en ella se ha tasado una tercera parte que se posiciona como “indiferente”.
Este grupo no hace diferencia entre libertades y autoritarismo. Según la experta, este segmento es un sustento clave para el populismo.
El tema se agrava porque según las experiencias anteriores las personas se van poniendo más afines a uno u otro estilo. “Los socializados en dictadura son más democráticos que los socializados en democracia”, detalla.
Con un grupo más creciente nacido después de la última ola de dictaduras en región, el autoritarismo está ganando respaldo.
“Si la democracia no mejora entre los jóvenes, nos vamos a quedar sin demócratas”, acotó Lagos.
La crisis pone a las sociedades más conservadoras
Lagos mostró una correspondencia entre las crisis de la región y como estas generan oleadas de conservadurismo.
Esto impacta las áreas más diversas, desde lo político hasta los hogares.
Así, los entes socioeconómicos no políticos van configurándose como los de más confianza de las personas.
En la edición más reciente, las instituciones con mejores valoraciones promedio eran los bomberos, las iglesias y las empresas nacionales. A ellos se suman la radio cómo el medio de comunicación con más respaldo y los bancos.
En cuanto a política, en la mayoría de países la figura presidencial supera, por mucho, el respaldo hacia el resto de su gobierno. En la otra acera, los Poderes Judiciales y Legislativos están al fondo de la tabla junto a sindicatos y partidos políticos.
En los momentos de problemas, además, baja el respaldo a la igualdad por género.
“La situación económica marca directamente el rol de la mujer”, indicó Lagos. A la fecha, advirtió que “estamos igual que el año 97”.
