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Arabella Salaverry: El afán es el placer de la palabra

Mariana Sáenz Mora para El Observador Arabella Salaverry Pardo es una escritora y actriz nacida en Nicaragua. Es mujer de…

Por Redacción El Observador

Tiempo de Lectura: 5 minutos
Arabella Salaverry: El afán es el placer de la palabra
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Mariana Sáenz Mora para El Observador

Arabella Salaverry Pardo es una escritora y actriz nacida en Nicaragua. Es mujer de muchos países; su corazón florece cuando sus pies pisan Cahuita, la tierra que conquistó su alma. Creadora de miles de relatos; ha vivido otro tanto de vidas sobre las tablas. Nos abre las puertas de su casa para conversar de su vida luego de su libro recientemente publicado: “Infidelicias”.

Cuando sabe que hay que mirar al pasado lo hace con gusto, entonces, recuerda entre sonrisas, que fue una niña vieja.

La soledad en la que creció y sus intereses la sacaban un poco del molde tradicional infantil. Su madre Elena Pardo Castro, una mujer determinada, regresó a Costa Rica desde Nicaragua con aquella niña de tan solo un año, decidida a crear su propio destino.

Estudió odontología, una carrera insólita para una mujer en aquel tiempo, y fue una gran comprometida de los avances que podía procurar el Limón; esto significaba dedicación y tiempo.

“Las circunstancias y las exigencias económicas de ambas se dificultan un poco el tiempo, entonces yo pasaba temporadas en Limón con una tía que no tenía hijas, solamente un hijo. Ella me hacía vestiditos, me peinaba y me hacía colochos”, recuerda Arabella con los ojos posados en la distancia.

“Y bueno, esperando siempre que llegara mi madre. Recuerdo que me iba para el tren yo sola a los tres años y medio, me había puesto un vestido muy elegante para ir a esperarla. La casa era de alto, tenía un corredor y bajé las escaleras; salí y mi primo desde arriba me echó un balde agua. Eran esas pequeñas cosas que después te sirven mucho porque son las vivencias que te permiten después escribir”.

Sus juegos en solitario y su amada amiga imaginaria, la “niña espejito”, poco a poco fueron nutriendo mundos imaginarios que se levantaban en su mente como escenarios perfectos con guion propio.

Ya en la escuela, esos mundos estaban más deseos de salir y el juego entre compañeras era más una dirección teatral que quizás ellas no disfrutaban tanto como Arabella.

La convergencia del imaginario y lo real

Conforme creció entró un peregrinaje físico, de manera paralela, empieza a conquistar el reto de la hoja en blanco.

Arabella recuerda su colegio en Limón -uno de monjas que era mixto-. “Hacíamos obras de teatro, ahí nosotros construíamos las obras siempre de temas sacramentales, pero divino porque desarrollábamos la imaginación y la capacidad de construir esos mundos fantasiosos”.

Además, todas las semanas estaba la práctica de escribir ensayos, esa constante en la escritura le ayudó a empezar a publicar en los periódicos y revistas a los 14 años de edad. Sus primeros poemas se publicaron cuando tenía 16 años y en un material interno del Colegio Castella.

Relatos llenos de la riqueza del Caribe, del mundo onírico,  de las descripciones detalladas de las casas tan presentes aún en sus textos. El escudriñar tanto en el aspecto privado de ellas es una alegoría categórica de la exploración interior.

Esos espacios están llenos de colores que significan sensaciones. “Yo tengo sueños recurrentes con casas, espacios que yo termino de componer, que termino de arreglar, pintar y construir. Lugares que están medio desechos y yo tengo que terminarlos”, confiesa.

El interés de Arabella Salaverry en la literatura radica precisamente en eso: explorar ese mundo interior y no por un tema personal o por un tema de género. Le parece que es importante que las mujeres exploren lo que les pasa, lo que sienten y que aprendan a reconocerse. Entonces escribir tiene mucho ver con su condición de mujer y esa necesidad de bucear en ese universo.

En sus libros y cuentos publicados “Breviario del deseo esquivo” (2006), “Chicas Malas” (2009), “Impúdicas” (2016), ” Sitio de Ariadna” (2017) y su último libro “Infidelicias” (2019), por mencionar algunos, muestra mujeres empoderadas desde ellas mismas.

“Es la intención, porque mentira no lo hemos superado, las mujeres seguimos siendo súper dependientes. Incluso somos incapaces de reconocernos desde nuestro erotismo”, relata.

“Entonces, una de mis preocupaciones es justamente eso: hablar del erotismo desde una posición del empoderamiento, que la mujer se acepte y entienda que ella tiene el derecho al disfrute desde su cuerpo”, explica.

“También hablo de mujeres muy dolorosas, en “Impúdicas” hay mujeres que sufren mucho, pero que logran salir adelante a pesar del sufrimiento o los temas tan terribles como lo son el abuso infantil, el aborto o la experiencia de una violación; son temas que yo creo que hay tratar”.

Alma y cuerpo sobre las tablas

En otro paseo por el tiempo, ella misma se recuerda como una mujer muy libre, no encajonada en roles. Una época en que vive en México dedica los primeros dos años a estudiar artes dramáticas, un regreso a Costa Rica tuvo que esperar otro par más  para que se abriera la carrera.

“Mi primera participación teatral grande fue “Romeo y Julieta”, con mi profesor de entonces Alfredo Catania. Conservo imágenes de las emociones de aquellos momentos”, recuerda.

Recuerda también producciones del Teatro Universitario como “Con el amor no se juega”, de Belgica Castro. Le llaman también de la Compañía de Teatro donde participa en el proyecto “Fuente Ovejuna”, finalmente conoce ahí al actor Leonardo Perucci, y de nuevo la vida se replantea.

El reto del papel en blanco

Arabella confiesa que sentirse escritora le llevó bastante tiempo. Fue su amigo, el también escritor Alfonso Chase, quien fue determinante para lanzarse en la aventura de publicar e interiorizar esa realidad.

Fue evolucionando libremente, entre ediciones de textos, recortes de historias y tiempo sagrado para crear.

Con más tiempo para esto el ahínco de lo que ella llama el reto del papel en blanco se fue diluyendo en nuevos libros que están programados para salir.

“Me conmueve profundamente la alegría del lector y es precisamente esa una de las partes que más me emociona del tema de la escritura”, compartió Arabella Salaverry.

Ella en datos específicos

  • Estudió Filología, Artes Dramáticas, Lengua y Literatura Inglesa, Lengua y Literatura Hispanoamericana en universidades y escuelas de México, Venezuela, Costa Rica y Guatemala.

Cuenta con reconocimientos como:

  • 2017. Homenaje y Reconocimiento del Ministerio de Cultura y Juventud, Teatro Popular Melico Salazar y Compañía Nacional de Teatro a su labor como “Pionera del Teatro en Costa Rica”.
  • 2013. Reconocimiento del Ministerio de Cultura y Juventud, Teatro Popular Melico Salazar y Compañía Nacional de Teatro “En homenaje a una vida dedicada al teatro” y por su contribución a la labor de la CNT.

Fotografías de Arabella Salaverry en su casa: Alonso Solano/El Observador.

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