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Luis Arce asume como presidente de Bolivia bajo la sombra de Evo Morales

(La Paz). Un año después de la caída del mandatario izquierdista Evo Morales, su delfín Luis Arce asume este domingo…

Por AFP

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Luis Arce asume como presidente de Bolivia bajo la sombra de Evo Morales
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(La Paz). Un año después de la caída del mandatario izquierdista Evo Morales, su delfín Luis Arce asume este domingo como nuevo presidente de Bolivia con el desafío de cerrar las heridas políticas y superar la crisis económica.

Arce sucederá a la mandataria interina derechista Jeanine Áñez para un periodo de cinco años, lo que marcará el retorno al poder del Movimiento al Socialismo (MAS), liderado por Morales, quien regresará al país el lunes desde su exilio en la vecina Argentina.

El rey Felipe VI de España y los presidentes de Argentina, Colombia y Paraguay, así como el ministro de Exteriores de Irán, Mohammad Javad Zarif, asistirán a la toma de posesión de Arce, un economista de 57 años con maestría en Gran Bretaña y con perfil de tecnócrata más que de político.

La ceremonia de traspaso del mando comenzará a las 10H30 locales (14H30 GMT) en el Congreso boliviano. Tras su juramentación el flamante mandatario caminará hasta el Palacio Quemado, la sede de gobierno, situado en diagonal al edificio del legislativo, también frente a la Plaza Murillo de La Paz.

Desde un balcón del Palacio, Arce presidirá un desfile de destacamentos del Ejército, la Fuerza Aérea, la Armada y la Policía, y luego recibirá los saludos de los jefes de Estado visitantes y de otros enviados oficiales.

Afianzar su legitimidad

Arce ganó de forma contundente las elecciones del 18 de octubre, que sustituyeron los comicios de 2019, que marcaron la caída de Morales tras 14 años en el poder.

Durante la campaña, Arce alzó la bandera de la bonanza económica del gobierno de Morales (2006-2019), de quien fue ministro de Finanzas, época de elevado crecimiento del PIB y activa participación estatal en la economía, así como de reducción de la pobreza.

Sin embargo, el artífice del “milagro” económico boliviano tiene varios retos por delante, entre ellos lograr la reconciliación en un país polarizado desde hace un año, reactivar el aparato productivo y mostrar que él es quien lleva las riendas del país y no su mentor.

Un enorme desafío para Arce “es afianzar su propia legitimidad ante una figura tan fuerte y además tan agresiva mediáticamente como la de Evo Morales”, dijo a la AFP la politóloga Ximena Costa.

El nuevo presidente debe dejar en claro que él será el verdadero gobernante y que Morales no se convertirá en el poder detrás del trono, según analistas.

“Hay una parte de la sociedad que no quiere el retorno de Evo Morales y está en manos del próximo presidente hacer un gobierno diferente”, dijo el analista político Carlos Cordero a la AFP.

Morales, de 61 años, regresará a Bolivia este lunes, un año después de renunciar tras perder el apoyo de las fuerzas armadas en medio protestas en su contra y denuncias de fraude electoral cuando buscaba un polémico cuarto mandato consecutivo.

El exmandatario ingresará en caravana por la frontera con Argentina y emprenderá un recorrido de 1.100 kilómetros hasta el Trópico de Cochabamba, donde emergió como líder de los cocaleros, en una travesía que amenaza con acaparar la atención nacional e internacional y opacar la agenda de Arce en La Paz.

Medidas de ajuste

Otro enorme desafío del nuevo mandatario es la recuperación de la economía boliviana, muy golpeada por la pandemia del coronavirus.

“Va a tener un gobierno que tomará algunas medidas de ajuste que lo desgastarían de manera muy acelerada si no se las toma como resultado de un consenso con las bancadas de la oposición”, expresó Costa.

A junio pasado, la economía boliviana presenta una tasa de crecimiento de -11%, un déficit fiscal del 9%, mayores niveles de endeudamiento, disminución de ingresos fiscales y pérdida de reservas.

En este contexto adverso, Arce deberá demostrar su capacidad de volver a hacer milagros, pero le será difícil sin contar con respaldo político más allá del MAS. Para ello debe dar pasos de acercamiento hacia sus adversarios.

Los analistas consideran que para mostrar buena voluntad, el MAS debería anular la decisión del parlamento saliente que modificó un reglamento interno reduciendo el quorum para aprobar ciertas disposiciones.

Tal modificación de último minuto busca asegurar que el MAS siga controlando el Congreso boliviano a pesar de haber perdido su mayoría de dos tercios, quedando ahora con mayoría simple.

 

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