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Así serán las confesiones católicas, según nuevo protocolo de Salud

La comunidad católica tuvo que adaptar varias tradiciones de la misa para cumplir con las regulaciones contra el coronavirus y…

Por Tomás Gómez

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Así serán las confesiones católicas, según nuevo protocolo de Salud
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La comunidad católica tuvo que adaptar varias tradiciones de la misa para cumplir con las regulaciones contra el coronavirus y ahora los cambios llegarán también al sacramento de la confesión.

Tras la propuesta hecha por la Iglesia, el Ministerio de Salud dio su aval para retomar su práctica, basándose eso sí en estrictas normas que implican:

  • Los templos podrán abrir fuera del horario de las misas
  • Se deberá generar un horario que regule la entrada de fieles
  • Sacerdote y asistentes tendrán que asegurar la distancia mínima de 1,8 metros
  • La espera no podrá ser mayor a 30 minutos
  • Deberán ponerse pantallas acrílicas que separen al sacerdote de los fieles
  • Todas las personas deberán usar mascarilla
  • Al albsolver a la persona de sus pecados no podrán ponerse las manos sobre su cabeza ni hacer ningún otro contacto físico
  • A la salida de cada fiel el espacio deberá ser sanitizado
Las interacciones entre los sacerdotes y los asistentes a las misas están ahora reducidas al máximo y con mamparas de plástico que reducen los riesgos (Santuario Nacional)

La religión también sufre la pandemia

Con la aparición de los primeros casos de coronavirus los templos fueron de las primeras instalaciones en ser cerradas.

Desde inicios de marzo y hasta finales de junio todas sus actividades se suspendieron y su reapertura ha estado marcada por reglas que van desde solo sentar a dos personas por banca hasta tener que reservar el espacio por WhatsApp.

OBSERVE MÁS (GALERIA) Tres meses después, los católicos pudieron volver a misa

Los peligros de las aglomeraciones conllevaron también la suspensión de tradiciones como la Semana Santa o la Romería.

La Basílica de los Ángeles y sus alrededores debieron cerrarse para prevenir la llegada de romeros en agosto (Tomás Gómez/El Observador)

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