Costa Rica destaca mundialmente por su imagen de sostenibilidad ambiental. No obstante, en el ámbito local hay muchos pendientes en torno a la protección de los animales silvestres.
Incluso, las cifras de estos animales electrocutados o que son atropellados van en aumento.
Así lo denunció la Universidad Nacional luego de hacer un sondeo entre algunos centros de rescate a lo largo del territorio nacional.
La situación es aún más preocupante ya que son problemas que pueden ser solventados con mayor facilidad, argumentó el director del Instituto Internacional de Conservación y Manejo de Vida Silvestre, Joel Sáenz.
“Estos accidentes se pueden evitar. Se debe tener un mapa para identificar cuáles son los sitios de cableado más transitados, y aplicar medidas de mitigación como cableado subterráneo, marcas especiales o cubrir los cables.
“En Costa Rica ya existe una guía, pero no siempre se aplica”, explicó Sáenz sobre la problemática de las descargas eléctricas.
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“Asesino silencioso”
En la misma línea se manifestó la médica veterinaria Isabel Hagnauer, quien agregó que dichos casos representan los de mayor desafío. Esto, debido a que las heridas pueden ser poco visibles.
“La electrocución es un asesino silencioso que muchas veces pasa inadvertido. Los animales que sobreviven a la descarga inicial pueden sufrir serias lesiones progresivas que terminan en una muerte dolorosa.
“Además, muchos de los mamíferos que ingresan son huérfanos, luego de que su madre muriera por la descarga eléctrica. Por eso las instituciones gubernamentales, así como las organizaciones públicas y privadas, deben unirse para generar conciencia y tomar acciones que mitiguen el problema”, sentenció.
Una de las especies más afectadas tanto por muertes en carretera como por descargas eléctricas son los monos congos.
Por ejemplo, en Guanacaste, de 258 animales que llegaron al International Animal Rescue, ubicado en Nosara, 68 fueron de esta especie. Las aves y reptiles están entre las víctimas más frecuentes. Esto, entre julio de 2020 y marzo del presente año.
En el centro de rescate de Zooave, en Alajuela, se recibieron 2.768 animales durante el 2020, explicó la bióloga tropical de la entidad, Marta Venegas.
Ahí, las aves representaron más de la mitad de los ingresos (57%), seguidos de los reptiles los cuales llegaron a sumar una quinta parte de los rescates. En tercer lugar, los mamíferos fueron un 17%.
Mientras tanto, en Dominical de Osa, Puntarenas, el centro Alturas Wildlife Sanctuary recibió a 463 pacientes. De ellos, 22 fueron por descarga eléctrica explicó la veterinaria Sandy Quirós.
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Consejos
Si bien los centros de rescate están anuentes a recibir animales silvestres heridos para colaborar con su rehabilitación, no todos los casos tienen un desenlace positivo, recordaron los expertos.
Si estos no mueren o se les aplica la eutanasia por la gravedad de sus lesiones, muchas veces solo pueden optar a permanecer en cautiverio, con la finalidad de formar parte de los programas de educación ambiental que se desarrollen en esos sitios. Esto, debido a que puede resultar imposible su reincorporación a la naturaleza.
Las personas también pueden ayudar de diferentes formas. De acuerdo con Sáenz, algunas sugerencias son:
- Mantener las ramas de árboles dentro de una propiedad lejos del tendido eléctrico.
- Reportar al 1192 las descargas eléctricas aunque el animal muera o escape del lugar.
- En caso de ser reiterativo, solicitar a la compañía eléctrica el aislamiento de cables y transformadores