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Cada año el PANI realiza cerca de 133 ubicaciones de niños en adopción

Alejandra Montiel y su esposo Marcelo decidieron tener un hijo vía adopción. Casi nueve meses después de entregar los primeros…

Por Elizabeth Rodríguez

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Cada año el PANI realiza cerca de 133 ubicaciones de niños en adopción
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Alejandra Montiel y su esposo Marcelo decidieron tener un hijo vía adopción. Casi nueve meses después de entregar los primeros documentos, “Pato” (un bebé de un año y cuatro meses) llegó a su nuevo hogar.

La pareja realizó el proceso de ubicación a través del Departamento de Adopciones del Patronato Nacional de la Infancia (PANI). Esta institución coordina todos los años cerca de 133 encuentros de papás elegibles y niños en hogares de acogida.

“El registro de familias declaradas idóneas para adoptar responde a un perfil de menores de edad que manejamos desde el PANI”, explicó Jorge Urbina, director del Departamento de Adopciones.

Urbina agregó que las familias costarricenses (en un porcentaje muy alto) todavía buscan chicos de cero a los cinco años. El tema de discapacidades, enfermedades crónicas o antecedentes familiares como trastornos mentales es todavía razón de rechazo por parte de los solicitantes.

“Ha mejorado mucho el tema de la escogencia de chicos con antecedentes de abuso sexual”, resaltó Urbina. Aunado a lo anterior, siempre va a sobresalir la protección del menor.

“Desde un enfoque de derechos humanos la adopción es un derecho de protección de los niños, no es un derecho a la paternidad o maternidad de los adultos”, aclaró el director.

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Necesidades y requerimientos

A la fecha, el PANI agrupa a 70 menores de edad en “promoción”, equivalente al 17% del total. Esta situación incluye niños que no son compatibles con las 130 familias declaradas idóneas con fines adoptivos que mantiene el PANI en su registro.

Entre ellos se encuentran niños mayores a los 7 años, grupos de hermanos, menores con discapacidad o con enfermedades crónicas. Asimismo, con antecedentes de abusos muy fuertes o traumas muy complejos que requieren de una atención muy especializada.

“Sin embargo, entre albergues PANI y organizaciones no gubernamentales (ONGs) pueden haber más de dos mil menores sin hogar”, detalló Urbina.

Muchos de ellos todavía se mantienen en procesos legales o atencionales, ya que el PANI no puede ubicar menores de edad sin autorización judicial. El Patronato exige atributos de autoridad parental al considerar la adopción como una opción para protegerlos.

“Dentro de ese proceso de declaratoria judicial de abandono se le solicita al juez que autorice una medida cautelar de ubicación potencialmente adoptiva”, añadió Urbina.

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¿Quiénes pueden adoptar?

Para el PANI, la elección de una familia depende mucho de la historia del menor. “Algunos podrían requerir de una adopción conjunta o puede ser que haya una figura que con la que sabemos que vaya a ser muy difícil que vincule entonces se preferencie una familia uniparental, por ejemplo”, detalló Urbina.

Montiel enfatizó en que es importantísimo visibilizar y normalizar la adopción.

“Para nosotros nunca fue un premio de consolación ni un tema de lástima, ni mucho menos un acto de caridad. Es una forma de hacer familia, y eso es lo que hay que entender”, determinó Montiel.

Desde el clima donde está ubicada la casa hasta el carácter de los futuros padres son características a tomar en cuenta para un posible emparejamiento.

Según Urbina, el porcentaje más alto es de padres sin hijos y que no pueden tener hijos. Sin embargo, en los últimos tres años han recibido segundas adopciones, “padres que ya adoptaron con nosotros y quieren otro”, comentó.

Alejandra y Marcelo son de las familias que podían tener hijos biológicos pero decidieron adoptar.

“Yo pasé por un cáncer de mama y dos cirugías de útero, además padezco que escoliosis. Yo quería ser mamá pero no quería pasar por un embarazo que me tumbara nueve meses en una cama”, confesó Montiel.

 

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“La espera es lo más difícil”

La valoración de idoneidad adoptiva empieza con una entrevista introductoria hecha por un profesional en Psicología o Trabajo Social. La misma busca orientar a los solicitantes en cuanto al procedimiento, requisitos tanto formales como legales, y en qué consiste la evaluación.

“Si los solicitantes, luego de esa entrevista, consideran que quieren seguir adelante, ahí mismo se les matricula para un primer taller reflexivo”, dijo Urbina.

Estos talleres abarcan temas como mitos y realidades, funcionamiento del sistema de adopciones, así como de los perfiles de los menores de edad. Después de la entrega de documentos básicos, se realizan siete sesiones de trabajo con varias familias paralelamente.

“Además de tener un tema por sesión, si se considera pertinente, se hacen pruebas de carácter psicológico, como personalidad y capacidades de cuido”, continuó Urbina.

Después de este proceso, el PANI declara a la familia como idónea para fines adoptivos. El PANI está durando un año y medio en llegar a este punto. Si la valoración psicológica y socioeconómica se realiza por fuera, el plazo disminuye a ocho-nueve meses, como fue el caso de Alejandra y Marcelo.

“El tema de los tiempos está en función de los requerimientos y necesidades de los chicos, siempre como nuestra prioridad”, aseguró Urbina.

En el tanto el PANI encuentra compatibilidad entre la familia y el menor, al cabo de 15 días (un mes como máximo) ya la familia podría tener a su hijo en su nuevo hogar.

“Lo más difícil fue la espera y la ansiedad de cuándo te van a llamar. Luego te enseñan una foto y estás en un estado de shock. Todo este proceso es una lección en humildad y paciencia”, concluyó la madre de Pato.

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