Ambiente

¿Café para los bosques? Estudio realizado en Costa Rica apunta a beneficios para la reforestación

Rebecca Cole, ecologista de la Universidad de Hawái, en Manoa, considera que así como el café ayuda a los humanos…

Por Marco Marín

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¿Café para los bosques? Estudio realizado en Costa Rica apunta a beneficios para la reforestación
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Rebecca Cole, ecologista de la Universidad de Hawái, en Manoa, considera que así como el café ayuda a los humanos a moverse un poco más rápido, también podría tener el mismo efecto en la reforestación de los bosques.

De hecho, esta bióloga especializada en estudios ambientales llevó a cabo un experimento en Costa Rica para poner en práctica su hipótesis.

Los resultados, anunciados el pasado 28 de marzo, fueron descritos por la científica como promisorios, según una entrevista que ofreció a la revista National Geographic.

Según el estudio, publicado por la Sociedad Ecológica Británica, la pulpa de café -un desecho que se genera durante su producción- acelera la reforestación de suelos tropicales desgastados por la agricultura.

No obstante, la propia autora reconoce que se debe explorar más a fondo para descartar una contaminación indirecta de los suelos.

El crecimiento, más rápido de los usual, de ciertos árboles al mismo tiempo que especies invasivas de zacate desaparecieron en las zonas de experimentación, llevan a Cole a hipotetizar que podría haber un gran potencial para la recuperación de suelos.

“Es una situación espectacular de ganar-ganar. No solamente le ofrece una opción a los productores cafetaleros de disponer sus desechos de una forma orgánica pero al mismo tiempo se acelera la línea de tiempo para traer de vuelta bosques perdidos”, afirmó al medio estadounidense.

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El experimento

De acuerdo con el informe publicado, el equipo liderado por Cole analizó dos parcelas de tierra en la que el suelo había sido desgastado por el crecimiento de café y la actividad ganadera.

Una de las parcelas se cubrió con medio metro de pulpa de café, mientras que el otro espacio se dejó sin agregar nada.

Después de dos años, el área con el desecho presentó una mejora dramática, en comparación con el otro terreno.Por ejemplo, un 80% presentaba árboles, algunos de hasta cuatro metros de alturas. Además, la variedad de especies fue mayor. Mientras tanto, la parcela sin desechos solo tenía un 20% de cobertura forestal.

En la imagen D se puede apreciar la diferencia en la cobertura forestal entre los dos terrenos, tras dos años de crecimiento. (Fuente: Rebecca Cole)

Además, la estatura de estos árboles, en promedio, fue cuatro veces superior en el primer terreno. En cuanto a los suelos, este también registró una mayor presencia de nutrientes y menos problema de zacate invasivo.

Sin embargo, la especialista advierte que se requieren más estudios, especialmente para medir potenciales impactos de contaminación indeseada.

Cole mencionó que la pulpa de café -las capas de “piel” que rodean el grano en el interior de la fruta- contienen mucho fósforo y nitrógeno. Esto podría incidir en cuerpos de agua, donde se podría fomentar el crecimiento de algas.

Además, si las plantas fueron rociadas con pesticidas, algunos trazos de estos podrían permanecer y transmitirse al suelo.

En aspectos más superficiales, la doctora mencionó que este desecho puede tener un olor bastante fuerte. Al mismo tiempo, atrae a muchas moscas y otros insectos que son considerados plagas.

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Potencial

Sin embargo, para la ecologista, si se logran zanjar esos pequeños inconvenientes el potencial para este producto es radical. Su opinión es compartida por otros expertos, según la reseña de National Geographic.

Por ejemplo, Dan Janzen y Winnie Hallwachs, ecologistas de la Universidad de Pensilvania, no se sorprendieron con el estudio de Cole. De hecho, este matrimonio cooperó en una iniciativa similar, en nuestro país, en la década de 1990.

Sin embargo, en ese entonces, el experimento se realizó con cáscaras de naranja. Según afirmó Janzen, observaron resultados similares.

Por su parte, el coautor del estudio y director del arboreto -jardín botánico de árboles- de Lyon, en Francia, explicó cómo funciona el proceso.

Básicamente, la pulpa “asfixia” las especies de zacate invasivas. Durante el proceso el suelo se nutre de diferentes componentes que propician la reforestación endémica Al mismo tiempo, ese estímulo propicia un crecimiento más rápido.

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