23 voces Cambio Climático

Cambio Climático: ¿causa o síntoma?

Jessica Sheffield Zamora El 21 de diciembre de 1968 es una fecha de increíble trascendencia para la humanidad, pues fue…

Por Redacción El Observador

Tiempo de Lectura: 3 minutos
Cambio Climático: ¿causa o síntoma?
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Jessica Sheffield Zamora

El 21 de diciembre de 1968 es una fecha de increíble trascendencia para la humanidad, pues fue la primera vez que el ser humano tuvo la oportunidad de ver imágenes icónicas de nuestro hermoso planeta Tierra flotando en el espacio gracias al ingenio humano y al coraje de tres astronautas que orbitaron la Luna en la misión del Apolo 8.

La transmisión fue vista por mil millones de personas alrededor del mundo, y las tomas que lograron hacer brindaron a la humanidad una nueva perspectiva de nuestro hogar común. Los astronautas dijeron que, a pesar de todo el entrenamiento y preparación para explorar la Luna, terminaron descubriendo la Tierra.

Esa pequeña y frágil esfera azul, que flota en el mar de oscuridad del universo, tiene las condiciones ideales para permitirnos vivir y crear la increíble diversidad biológica que alberga, gracias, entre otras cosas, al carbono, un elemento químico fundamental en la naturaleza. Este elemento forma parte de un ciclo que se está intercambiando continuamente entre los océanos, la tierra, los organismos vivos y la atmósfera, y cuando está presente en esta última, gracias a la unión con el oxígeno, crea el CO2, el gas que regula la temperatura en la Tierra y sustenta la vida como la conocemos.

La naturaleza tiene millones de años manteniendo ese equilibrio. La descomposición de la materia orgánica, la respiración de los seres vivos, los volcanes y los incendios forestales producen CO2 que se eleva a la atmósfera, baja con la lluvia y se deposita o disuelve en los océanos, para luego ser liberado nuevamente. Una bella danza mantenida por la naturaleza.

Los seres humanos tomamos el carbono que está en las entrañas de la tierra y lo quemamos, liberándolo a la atmósfera, cortamos los árboles que absorben el CO2 y destruimos los suelos, que son grandes sumideros de carbono. En nuestro día a día, muchas personas aún no realizan acciones concretas que ayuden a atrapar carbono y a vivir en armonía con la naturaleza, como compostar, tener un jardín amigable con polinizadores, ahorrar agua y electricidad o disminuir su consumo y sus residuos. Estas y otras acciones, o inacciones, interrumpen esa delicada danza, desencadenando esta crisis ambiental.

Lo positivo es que los seres humanos estamos cada vez más conscientes de que todo en el planeta está interconectado y es interdependiente. Cuando los cigarrillos salieron al mercado, desconocíamos sus consecuencias negativas. Se fumaba en aviones y oficinas, incluso durante el embarazo, pero luego nos dimos cuenta de cómo las sustancias nocivas del tabaco están interconectadas con el impacto negativo en múltiples sistemas y órganos del cuerpo, y son precisamente esas conexiones las que debemos empezar a entender.

La palabra “cambio climático” es cada vez más prevalente en la sociedad. La escuchamos en los medios de comunicación y también, muchas veces, de las personas en nuestros círculos sociales, pero ¿es el cambio climático una causa o un síntoma?

El planeta sufre una crisis de contaminación, una crisis de biodiversidad y una crisis climática. Todas están relacionadas e interdependientes. Estas tres no son la enfermedad, son el síntoma. Si las comparamos con una enfermedad en el cuerpo humano, estas crisis serían como las náuseas, la tos y la fiebre, y no su causa raíz, como una bacteria o un virus, o factores genéticos o nutricionales.

Después de más de 20 años trabajando en temas ambientales, he llegado a la conclusión de que lo que debemos enfocarnos es en su causa raíz: nuestra relación con la naturaleza, para empezar a valorarla por lo que es: el sostén de la economía, la salud y la sociedad. Este nuevo enfoque podría ser el punto en común para que, desde las diversas perspectivas sobre el cambio climático, todos empecemos a remar en la misma dirección y permitamos así la regeneración de nuestro mundo natural.

Ese diciembre de 1968, la NASA le pidió a los astronautas decir algo apropiado para la transmisión más vista en la historia de la humanidad. Ellos eligieron empezar desde el principio en el libro del Génesis: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra…” y concluyeron con: “Buenas noches, buena suerte, una feliz Navidad y que Dios los bendiga a todos ustedes, a todos ustedes en la buena Tierra”.

 


Este artículo forma parte del especial 23 voces del cambio climático de El Observador.

Dirigido por Berlioth Herrera.

Coordinado y editado por Michelle Soto

Sobre la autora. 

Jessica Sheffield es Máster en Manejo de Recursos Naturales