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Caretas tienen un costo que va de ¢2.900 hasta ¢20.500, revela estudio del MEIC

Una verificación del Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC) encontró que en el mercado nacional hay caretas que van…

Por Sergio Arce

Tiempo de Lectura: 3 minutos
Caretas tienen un costo que va de ¢2.900 hasta ¢20.500, revela estudio del MEIC
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Una verificación del Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC) encontró que en el mercado nacional hay caretas que van desde los ¢2.900 hasta ¢20.500, en momentos cuando el Ministerio de Salud modificó y amplió la instrucción del uso obligatorio de mascarilla o careta, esta vez a todos los espacios cerrados, ante el incremento de casos de COVID-19 en el país.

«Se ha modificado la instrucción del uso de mascarillas en todos los espacios cerrados con la excepción de lugares donde se ingieren alimentos por la incomodidad que esto representa», detalló Daniel Salas, ministro de Salud, este lunes en conferencia de prensa.

OBSERVE MÁS: Salud extiende uso obligatorio de mascarillas o caretas a todo espacio cerrado

La verificación realizada por el MEIC tuvo lugar del 1 al 3 de julio con base en la búsqueda de información en Internet y redes sociales como Facebook y WhatsApp de establecimientos comerciales en todo el territorio nacional y que promocionan sus productos y brindan la opción de envíos a domicilio.

Se contabilizaron 55 empresas en todo el país, las cuales ofrecen 89 tipos de caretas que son fabricadas con diferentes clases de polímeros, con características de diseño, producción, espesores y, sobre todo, una gran variedad de accesorios y estilos.

Este análisis estuvo a cargo de la Dirección de Calidad del MEIC de manera virtual y telefónica, que le permitió conocer las diferentes caretas protectoras que se ofrecen a los consumidores, determinando sus características, precio y abastecimiendo en el mercado.

De acuerdo con el cuadro anterior se evidencian diferencias significativas en los precios asociadas al tipo de material, diseño, espesor del polímero utilizado y variedad de accesorios que complementan el visor de la careta.

“La principal diferencia de precios se debe a la diversidad de los materiales para su fabricación, los cuales influyen en la durabilidad del producto y valor agregado en la protección buscada”, explicó el MEIC en un comunicado.

En cuanto al país de origen la entidad determinó que de los 89 tipos caretas protectoras, 74 son de fabricación nacional y representan el 83%. Las 15 restantes son importadas de Chile (2), China (8), El Salvador (2), México (1) y Estados Unidos (2).

En relación con la disponibilidad del producto, solo 10 de las 55 empresas ofrecieron sus datos; las restantes optaron por no hacerlo al mostrar recelos con la divulgación de los datos, explicó el MEIC. Sin embargo, la mayoría indicó que poseía suficiente producto para la venta.

El pasado 18 de julio, Salas anunció que el uso de mascarillas o caretas sería obligatorio en las paradas de autobús.

«La recomendación se ha indicado en lugares cerrados en su mayoría y ahora en las paradas, porque puede haber un periodo de permanencia de algunos minutos mientras llega la siguiente unidad”, aseguró el jerarca en aquella ocasión.

¿Las caretas realmente protegen?

Según un artículo de opinión publicado recientemente en JAMA, la revista de la Asociación Médica Estadounidense, estas caretas tienen una serie de ventajas, informó BBC Mundo días atrás.

«Son cómodas de usar, protegen los portales de entrada del virus y reducen la potencial autoinoculación, ya que evitan que el usuario se toque la cara», dice el texto elaborado por el doctor Eli Perencevich, especialista en enfermedades infecciosas de la Universida de Iowa, y otros dos investigadores.

A diferencia de los tapabocas no hace falta quitárselas para facilitar la comunicación, pueden reutilizase indefinidamente si no están averiadas, y limpiase fácilmente con agua y jabón o desinfectantes comunes, señala el artículo.

Los autores no abogan por el uso de esta pantalla como única medida pero sí consideran que puede ser un elemento más en una estrategia de contención del coronavirus que incluya el lavado de manos, la distancia social y el rastreo de contactos.

Por otro lado, añaden, las pantallas faciales cubren un área mucho más amplia del rostro, incluyendo los ojos, que son otra vía de entrada para el SARS-CoV-2.

Pero…

Sin embargo, no todos los expertos coinciden en que las caretas sean una buena opción, aunque aceptan que cuando el uso de mascarilla no es viable —ya sea porque afecta demasiado la comunicación o por la razón que fuere— siempre es mejor utilizarla que ir con el rostro descubierto.

Aaron Glatt, director del departamento de medicina del hospital Mount Sinai South Nassau, en Estados Unidos, cree que el beneficio de las caretas varían según quién las use.

«Recomendamos su uso en el caso de un trabajador sanitario, por ejemplo, que debe entrar en la habitación de un paciente que tiene o se sospecha que tiene COVID-19 y no lleva mascarilla», le dice a BBC Mundo.

«Pero en un contexto comunitario, recomendamos la mascarilla (y no la careta), porque es más efectiva evitando que el virus se extienda a las zonas circundantes. Si la persona que usa el tapabocas está expulsando virus, las gotas quedarán atrapadas por la mascarilla». En definitiva, «se trata de un mecanismo más efectivo«, añade Glatt.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés), tampoco recomiendan su uso en el contexto de la vida cotidiana o como sustituto para los cubrebocas de tela. Pero en caso de que alguien decida usarlo sin una mascarilla debajo, debe asegurarse de que cubra los costados de la cara y se extienda por debajo de la barbilla.

Colaboró el periodista Juan Pablo Arias