Tomás Gómez
Los animales son seres sintientes y como tales, tienen derechos que van desde la dignidad hasta la salud.
Ese fue el veredicto de la Sala I de la Corte Suprema de Justicia tras conocer, como máxima instancia, el caso del león Kivú, que por años fue el símbolo del Parque Bolívar.
Con esa sentencia, Costa Rica se sumó a la tendencia internacional que viene garantizándole un mayor grado de protección tanto a los animales como a elementos naturales.
En su análisis, los magistrados fueron particularmente críticos con las condiciones de cautiverio que Kivú tuvo en el zoológico.
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Aunque la administración del lugar alegó que la jaula tenía condiciones como llantas, tarimas y zacate, los jueces tacharon el argumento como “inaceptable”.
“En primer lugar constituye una negación del respeto y protección a los que tenía derecho el león Kivú, los cuales estaban en obligación de brindar las personas cuidadoras; y en segundo lugar y especialmente, porque degrada a Kivú como ser sintiente, al no reconocer que era necesario que el lugar donde pasaba su vida, tuviera condiciones dignas, que propiciara su salud en todas las aristas que esta conlleva y que buscara de alguna forma alivianar el hecho de que estaba en cautiverio”, sentenciaron.
La tragedia de Kivú
Kivú nació en el Zoológico de La Habana en 1998. Fue donado al Parque Bolívar en 1.999 junto a Kariba, otra leona africana que murió por cáncer en el 2011.
Las condiciones en que permanecía el león fueron objeto de polémica; los cuestionamientos fueron aumentando conforme se daban más avances en materia de protección ambiental.
Las autoridades llegaron a pedir una reforma en las condiciones de encierro del animal y tras no darse, en el 2016 trasladaron al león a un espacio más adecuado en Zooave.
Kivú, sin embargo, tenía diversos padecimientos de salud que acabaron con su vida a las pocas semanas. Murió en febrero del 2017.
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El caso por el manejo del león incluso llegó a juicio.
Fundazoo, administradora del Parque Bolívar, pedía una indemnización de ¢135 millones, por las supuestas pérdidas reportadas por ingresos al zoológico, durante la disputa por la situación de salud del león Kivú y su traslado al otro recinto. Parte de la indemnización también se refería a daños a la imagen del Zoológico y afectaciones a sus empleados.
El Tribunal Contencioso Administrativo rechazó los reclamos en el 2019, lo que confirmó nuevamente la Sala I en su voto.
Una tendencia a nivel global
Las últimas dos décadas han traído doctrinas innovadoras al derecho ambiental, donde el enfoque animalista y de protección ha ganado terreno.
Países como México, Francia y Portugal han emitido normas donde se reconoce a los animales como seres sintientes o personas no humanas.
Naciones como Alemania y Luxemburgo incluso han incluido esa protección en sus constituciones políticas.
Mediante sentencias, además, la tendencia se ha afianzado, llegando al punto de reconocer derechos a los ríos. Eso ha ocurrido con el Whanganui (Nueva Zelanda), Ganges (India) y Atrato (Colombia).
El caso de la orangutana Sandra, en Argentina, es uno de los máximos referentes en cuanto al estatus legal de los animales. Ella vivió por décadas en el Zoológico de Buenos Aires hasta que el 2014 se le concedió un habeas corpus que la reconoció como persona no humana y ordenó su liberación del cautiverio (AFP)
