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Challengers: un drama muy bien construido sobre las más altas ambiciones de algunos deportistas

Contar con un director de la delicadeza de Guadagnino ha sido un gran acierto a la hora de plasmar esta historia.

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Challengers: un drama muy bien construido sobre las más altas ambiciones de algunos deportistas
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Popcorn506 para El Observador

Los deportes son un entretenimiento de masas, al igual que lo es el cine. Pero, a pesar de que el séptimo arte sea capaz de acoger cualquier historia y escenario real o imaginario, históricamente no ha tenido la mejor relación con el cine.

Las tramas y los personajes deportivos, aunque pueden provocar situaciones llenas de emoción y generar conflictos muy interesantes a nivel narrativo, no han sido capaces de hacerse un hueco verdaderamente importante en las películas y las series televisivas.

Pero esto no evita que, de vez en cuando, nos encontremos ante grandes películas como la que ahora tenemos en cartelera: Challengers.

El tenis es bueno para el cine

Muchos deportes se juegan en equipo y eso los hace muy divertidos para practicar o para ver. Pero las mejores historias suelen tener pocos protagonistas o uno solo único.

Por eso el tenístico es un universo que puede encajar muy bien a la hora de plasmar una historia interesante. Además, como muchas de estas disciplinas individuales, es tremendamente exigente en términos físicos y psicológicos, por lo que es una cantera donde se forjan grandes héroes.

No vamos a nombrar a los más grandes que hemos disfrutado en los últimos tiempos, porque aún no han aparecido por aquí, pero sí que ha habido nombres famosos que han inspirado buenas películas de tenis en los últimos años, como King Richard, Borg McEnroe o Battle of the Sexes.

También ha habido otras películas con el tenis de trasfondo, como Wimbledon o Match Point, pero, en esta ocasión, el deporte y su influencia en la vida y el comportamiento de los protagonistas es equivalente a las historias al más alto nivel profesional.

Challengers es un drama muy bien construido con base en las más altas ambiciones que desarrollan algunos deportistas y, a la vez, los conflictos ante los que se enfrentan a nivel profesional y a nivel personal.

Todo ello, mezclado, es un cóctel maravilloso para una historia de cine. El problema es que suele ser complicado llevarlo a buen término.

La mano de Guadagnino

Contar con un director de la delicadeza de Guadagnino ha sido un gran acierto a la hora de plasmar esta historia. Una historia que, por cierto, no se arriesga demasiado.

Va a lo práctico, tal vez demasiado visto y tópico, pero en el fondo funciona. Y lo hace porque Guadagnino se esfuerza en enseñarnos constantemente planos bonitos de gente bonita en escenarios bonitos.

Salvando las distancias, también temporales y estilísticas, podría decirse que hay algo de Rohmer en estos lienzos que nos presenta en la primera parte de la peli, no tanto con lo que viene a posteriori, un poco más movido, más dinámico, pero es que es 2024 y esto es tenis.

De todas maneras, el goteo con el que nos va mostrando los avances entre los personajes, el modo en que nos cuenta cómo han surgido y han evolucionado sus relaciones y el buen ritmo con el que lleva la película desde sus primeros compases hace que nos mantengamos inconscientemente enganchados mientras nos siguen presentando escenarios y momentos de un modo tan natural que nos hace muy creíble estar siendo partícipes de todo ello.

Los actores y personajes de “Challengers”

El reparto es otro de los grandes aciertos de esta película. Mientras que la parte masculina es lo suficientemente anónima como para darle ese toque de cercanía o realismo que omite la distancia de los grandes rostros, el aura de Zendaya, tanto en su vertiente juvenil como en su parte adulta, es capaz de mejorar cada una de las escenas en las que sale.

Sí, hemos caído en esa contradicción, pero cuando belleza y talento se unen de una forma tan descarada como en el caso de esta actriz, cualquier excusa es válida.

Seguramente esto también lo sepa Guadagnino, que maneja la dirección con tanto acierto como la propia Zendaya se suelta con la raqueta, y utiliza todos los recursos que tiene a su alcance, que son muchos, para que la sensualidad y el deseo formen parte de un juego en el que, normalmente, solo hay un uno contra uno.

Aquí, como pronto verás, el tenis termina por ser un juego en el que hay muchos más participantes, y seguro que, sin daros cuenta, nosotros también formamos parte de él.