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Civil War: no busca el espectáculo meramente comercial

Civil War va un poco por ahí. Es una película que se aleja de la realidad bajo un paradigma distópico.

Por Blog

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Civil War: no busca el espectáculo meramente comercial
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Popcorn506 para El Observador

A lo largo de la historia, ha habido muchos momentos cruciales en términos políticos. Y la mayoría de ellos han sido narrados de un modo u otro por artistas, y los acontecidos en las últimas décadas, expresados por cineastas de todo el mundo.

Nos referimos, especialmente, a los más valientes, a los que se atrevieron a retratar los hechos cuando sucedían, ya que era el momento más arriesgado.

Arriesgado porque podían perder objetividad o, incluso, ponerlos en peligro. Pero también añadía un punto de vista genuino, que adquiere un gran valor y deja una gran enseñanza con el paso del tiempo.

Cuando los árboles impiden ver el bosque

Seguramente, muchos de los espectadores de los años 30 no veían con tanta gravedad los hechos que estaban sucediendo en Europa.

Chaplin sí lo hizo, con su magnífica The Great Dictator, y, perdonen el juego de palabras, dictó sentencia con una de las armas más terribles que tienen los creadores: el humor.

Algo similar hicieron otros cineastas del momento y posterior, como Lubitsch y Wilder, aunque este último era capaz de usar el humor y el drama con la misma eficacia para criticar o dejar testimonio de los peligrosos terrenos que sus coetáneos pisaban.

No son pocas las voces que avisan de que esos terrenos pueden no estar tan lejos. Y, aunque los medios que tenemos a nuestro alcance, y los peligros de torcerlos, son mucho más abundantes ahora que hace ocho o nueve décadas, puede que la cercanía nos impida ver el dibujo completo de la situación.

Y, como no se puede negar que hay cosas extrañas, el caldo de cultivo está servido para que los creadores puedan dar rienda suelta a su imaginación.

Civil War va un poco por ahí. Es una película que se aleja de la realidad bajo un paradigma distópico, pero bastante verosímil. En una Norteamérica más o menos actual, hay un enfrentamiento bélico entre el ejército y los rebeldes.

Pero con unos tintes que han superado ya el de grupos terroristas o movimientos extremistas aislados. La situación es, directamente, la que describe el título de la película, y una guerra civil es algo que, literalmente, destroza un país y todo lo que este ha construido en los últimos tiempos.

El punto de vista que trata de no existir

En Civil War, seguimos los pasos de un grupo de periodistas que recorren el país retratando el conflicto. De esta manera, nos ponemos en el lugar de un grupo de profesionales cuyo fin es, o debería ser, contar lo que sucede sin caer en posicionamientos obvios ni subjetividades deliberadas.

Como espectadores, esto es lo que vamos a entender, inocentemente, y aceptar como vehículo narrativo. Es un recurso que el director, Alex Garland, que es todo un experto en estas lides de la ciencia ficción y la distopía, sabe aprovechar y lo hace muy bien.

La razón de que digamos esto es que Civil War es una película tremendamente eficaz. Ese recurso de llevarnos de la mano de los reporteros de guerra nos hace sentir como si estuviéramos observándolo todo desde una burbuja.

Como si tuviéramos la vista completa de un ser superior, sin un punto de vista concreto, sino conociendo toda la verdad.

Y, así evita ese compromiso de posicionarse de un modo evidente y que parezca que nos está dando lecciones que no le hemos pedido.

¿Porque la guerra?

Estas películas que muestran cosas sin añadir explicaciones suelen calar hondo y, a veces, hasta resultar incómodas.

Incómodas para los que no tengan la conciencia tranquila y para los poderosos que vean sus capacidades amenazadas por mensajes que no quieren escuchar. Por este motivo es por el que Civil War está teniendo tanto éxito y removiendo tantos discursos.

Como algún colega ha dicho, esta es una película que trata sobre una guerra, pero no es bélica. Y esto la acerca bastante al clima de tensión que se vive en muchos momentos de la actualidad, en el que no siempre hay disparos, explosiones o invasiones, pero muchos lo tememos más que lo que lo hemos temido en medio siglo.

Más allá de los discursos

Obviamente, los recursos y herramientas que Garland utiliza para acercarse a ese punto de vista que no es tal, tienen también su intención.

Una intención, como hemos dicho, muy lograda, de hacer que la gente se revuelva y busque un mejor acomodo en sus pensamientos.

Pero esto tampoco sería posible sin una factura técnica muy acorde al tono y discurso de la película, así como a la participación de un casting muy acertado a nuestro modo de ver.

Desde Kirsten Dunst, que tiene ese don tan exclusivo de encajar bien en prácticamente todos los géneros y papeles, a un Wagner Moura que se lleva tan bien con la cámara que cualquier plano en el que aparece nos roba toda la atención.

En definitiva, una película que se está ganando un prestigio bien merecido, que no busca el espectáculo meramente comercial y que, sin renunciar a un discurso propio, deja lo mejor bajo la interpretación del público.

 

Popcorn506