El punto clave en cuanto a cómo manejar las quejas de las escuelas es la sana comunicación y tener empatía: ponerse en los zapatos de la docente y pensar qué siente, qué piensa, cómo la puedo apoyar.
Es fundamental tener claridad en la realidad de nuestro hijo y brindarle los apoyos que requiera; si es necesario.
Estas son algunas recomendaciones que podrán ayudarle:
- Recomiendo tener reuniones frecuentes, cada 2 o 3 meses. Y tener una comunicación clara y respetuosa.
- También es importante trabajar en los hábitos y rutinas de los niños para lograr mantener un apoyo sistemático desde el hogar.
- Reúnase con los docentes de su hijo (a); ellos podrían darles pautas a seguir y además, aconsejarle cómo ayudar a su hijo para que aprenda mejor en la casa. Le dará además, la oportunidad de compartir información y trabajar juntos en beneficio del niño (a) o joven.
- Asista a las reuniones programadas en el centro educativo: le dará mucha seguridad y apoyo a su hijo (a).
- Confirme que su hijo (a) cumpla con las tareas y trabajos.
Otros consejos claves
Usted es una persona de vital importancia en la educación de su hijo (a), ya que lo conoce mejor que nadie y cuenta con conocimiento importante sobre los gustos, disgustos, necesidades y problemas de su niño (a).
Algunos de los cuestionamientos o interrogantes que se pueden presentar en el aula son los siguientes:
- ¿Está presentando mi hijo (a) alguna dificultad?,
- ¿Qué problemas específicos tiene mi hijo con la lectura?,
- ¿Qué puedo hacer para ayudarle a mi hijo con este problema?,
- ¿Cómo le puedo ayudar a mi hijo a hacer las tareas?
Es importante actuar oportunamente antes de que su hijo se retrase demasiado. Y por ello le comparto estos consejos:
- Pregúntele todos los días a su hijo qué hizo en la escuela: verifique que estudie y termine todos los trabajos.
- Solicite servicios especiales si cree que su hijo los necesita: si su hijo está teniendo problemas de aprendizaje, solicité apoyo “profesional” para ser evaluado; es probable que la maestra pueda hacer “adaptaciones” o modificaciones en el aula que podrían beneficiar al niño (a).
Ante la mínima sospecha, lo mejor es una evaluación temprana, para llevar a cabo una intervención terapéutica adecuada en forma y tiempo.
Natalia Calderón es Neuropsicopedagoga y Entrenadora Disciplina Positiva
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