Tomás Gómez
Las diferencias sociales siguen marcándose cada vez entre las diversas regiones de Costa Rica. Entre más lejano se encuentra un cantón del Valle Central, menos oportunidades de progreso se vislumbran.
El más reciente Índice de Desarrollo Humano (IDH), publicado este miércoles, ratificó estas tendencias:localidades del Valle Central obtienen calificaciones hasta 35% más altas que aquellas de las costas y las fronteras.
Para dimensionar basta con ver que Santa Ana, a la cabeza del ranking, recibe una nota de 0.935. Matina, en la cola, apenas 0.686.
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Además, los primeros 20 municipios en la lista son todos del Valle Central.
Luego de Santa Ana están Escazú, Belén, Montes de Oca, Curridabat y San Pablo. San Isidro, Santo Domingo, Heredia y La Unión completan los primeros 10 puestos.
Entre los 20 menos favorecidos el menú es amplio: hay cantones costeros -Osa, Matina, Golfito-, fronterizos -Los Chiles, Upala, Corredores-; y otros de la periferia como Tarrazú o Buenos Aires.
Realidades menos esperanzadoras por cantón
Aunque el IDH genera datos generales, los expertos aplicaron índices adaptados por desigualdades, hallando particularidades adicionales en algunos cantones.
Así por ejemplo está el tema de género.
El estudio determinó que San Pablo y Golfito son los cantones con más igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
Solo en 17 cantones, por su parte, las mujeres tienen un mayor índice de desarrollo que los hombres, siendo la lista encabezada por Montes de Oca.
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Flores y Montes de Oca destacan también como los cantones que aplican mejor los estándares del Índice de Pobreza Multidimensional.
Estos analizan las carencias de las personas más allá de un tema de ingresos. Los Chiles y Talamanca son los que salen peor calificados en esa línea.
Aunque los índices a nivel general están en niveles aceptables, su análisis respecto a poblaciones en específico muestra la profundización de la desigualdad que viene caracterizando al país (AFP)
¿Para qué sirve el IDH?
Para llegar al IDH, expertos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR) convirtieron en indicadores datos tan variados como la expectativa de vida, escolaridad y nivel de vida digno.
Luego pasaron a un proceso de cálculo apegados a la realidad de diversos grupos, para evitar que los promedios generaran invisibilización de diferentes poblaciones fuera de ese rango.
La meta es tener una guía que oriente diversas decisiones públicas.
“El Atlas de Desarrollo Humano Cantonal es un instrumento que permite diseñar y orientar políticas públicas efectivas que respondan a las necesidades particulares de las distintas comunidades.
"Como, por ejemplo, la disminución de la pobreza y la generación de empleo decente que no pueden ser resueltas sobre la base de la intuición o las suposiciones”, señaló José Vicente Troya, representante del PNUD.
“Más bien permite responder desde la ciencia de datos e ir más allá de los promedios que invisibilizan las diversas formas de desigualdad. Y que se producen a nivel territorial y en las diferentes poblaciones de la sociedad costarricense”, puntualizó.
Por su parte, Johnny Madrigal, director de la Escuela de Estadística de la UCR, destacó que “es de vital importancia contar con indicadores en ámbitos subnacionales que permitan mantener el pulso de las condiciones sociales y económicas de las personas. Este tipo de insumos apoyan a identificar los retos que deben atenderse como país”.
