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Costa-Gavras, homenajeado en San Sebastián: “rodar películas es como una historia de amor”

(San Sebastián). Costa-Gavras tiene 86 años, la mirada sonriente y la misma pasión por contar historias, porque el cine es…

Por AFP

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Costa-Gavras, homenajeado en San Sebastián: “rodar películas es como una historia de amor”
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(San Sebastián). Costa-Gavras tiene 86 años, la mirada sonriente y la misma pasión por contar historias, porque el cine es un arte que “ya ha cambiado el mundo”, cuenta el director greco-francés homenajeado este fin de semana recién pasado en el Festival de San Sebastián.

El cineasta conocido mundialmente por sus películas de alto voltaje político recibe a la prensa extranjera en una suite del hotel María Cristina, vestido impecablemente y con un buen humor radiante.

“Rodar películas es como una historia de amor. No puedes vivir dos, tres o cuatro años con una historia sin quererla profundamente”, explica.

De dramas políticos

El cineasta homenajeado con el premio Donostia en reconocimiento a su carrera nació en Arcadia, en el corazón del Peloponeso, en el año 1933 y emigró a París con 22 años sin apenas hablar francés.

Desde entonces desarrolló una rica carrera en la que abordó numerosos dramas políticos: la dictadura de los coroneles griegos en “Z”, la dictadura uruguaya en “Estado de sitio”, la represión feroz del pinochetismo en “Missing”, el nazismo en “La casa de música” y “Amén”, la emigración de Oriente Medio a Europa en “Edén al oeste”…

Una obra que ha evolucionado con “mi percepción de las cosas, con la edad, con mi experiencia”, pero desarrollada siempre “con pasión” por un arte que “ha cambiado el mundo”.

Y es que con el cine “podemos ver cómo viven los demás, podemos ver gente desnuda, cosa que antes era imposible”, añade con ironía, o “ver a homosexuales”.

Inspirado en un ministro

En esta ocasión viene a San Sebastián con “Adults in the room”, la adaptación del libro homónimo escrito por el efímero ministro griego de Finanzas Yanis Varoufakis, donde éste relata sus intentos frustrados por poner fin a las políticas de austeridad en la Grecia de 2015. 

Cuenta el cineasta que empezó a recoger material sobre la crisis griega en 2010, cuando las primeras medidas de austeridad impuestas por los socios del país.

La trama tardaba en concretarse, pero finalmente encontró lo que buscaba en el libro que Varoufakis estaba preparando, para dar su versión de los tortuosos acontecimientos que en julio de 2015 culminaron con su dimisión y un nuevo acuerdo internacional acompañado de más recortes.

Varoufakis “empezó a enviarme un capítulo detrás de otro, y ahí comenzamos a hablar y a pensar en el guión”, explica Costa-Gavras, quien finalmente se hizo con los derechos del libro -publicado en 2017- para así no tener “interferencias”.

El resultado es un drama compacto y teñido de un tono sarcástico, en el que, de despacho en despacho y de capital en capital, Varoufakis (Christos Loulis) batalla con sus homólogos europeos, especialmente el poderoso e intratable ministro alemán Wolfgang Schäuble (Ulrich Tukur).

Los pocos respiros vienen de la música, “un personaje más, que ayuda a los personajes griegos a expresarse y a ser más creíbles”, expone el director.

“Cambiar las cosas juntos”

La crisis de la deuda griega fue todo un problema existencial para Europa, un episodio del que Costa-Gavras tiene su particular lectura.

Refiriéndose a la dureza de Alemania en todo ese proceso, admite que “un Estado no tiene amigos, tiene intereses”.

Sin embargo, ese razonamiento “no encaja en Europa. Tenemos que cambiar las cosas juntos; si no lo hacemos, no somos europeos”.

En cuanto a la izquierda, su pronóstico no es muy halagüeño, al menos en sus dos países, Francia, y Grecia, donde la izquierda radical de Syriza perdió el poder este año.

“La necesidad de la izquierda, la filosofía de la izquierda, está ahí, pero la gente capaz de hacer funcionar eso ya no existe”.

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