Tomás Gómez
Con 35 votos, este martes quedó en firme la ley que legaliza el uso industrial del cáñamo y el medicinal del cannabis. Los apoyos vinieron de varias fracciones y solo tuvo cuatro votos en contra, todos del sector evangélico: Carmen Chan, Nidia Céspedes, Melvin Nuñez y Jonathan Prendas.
La normativa había tenido una primera aprobación en enero pero el Gobierno vetó el avance, sobre todo por lo referente al autocultivo.
Esa medida puso al Congreso en una disyuntiva sobre si adaptar el plan a gusto del Gobierno o no. Finalmente se aceptaron esas condiciones y se adaptó el texto, que pasó por su primer debate la semana anterior y quedó en firme este martes.
La normativa espera ahora la firma del presidente Carlos Alvarado y su publicación en La Gaceta para quedar en firme.
Diputados aprobaron pero no quedaron satisfechos
Pese a haber aprobado la normativa, diputados de diversas fracciones lamentaron que la ley se quede corta respecto a sus ambiciosas metas.
Roberto Thompson, de Liberación Nacional, señaló las oportunidades económicas que se tendrían y como el país ya debería encaminarse a discusiones más progresistas.
Más duro fue José María Villalta, quien alegó que el veto fue “hecho con las patas sin el más mínimo cuidado”.
Alegó que el proyecto sufrió “manoseo torpe e irresponsable sin sustento técnico del Poder Ejecutivo”.
Karine Niño, del PLN, defendió también que el proyecto tenía una importante asistencia de profesionales, que garantizaban responsablemente todos sus alcances.
También hubo críticas por el sistema de licencias que se pedirá para explotar el cáñamo, otro de los requisitos que se impulsaron desde Zapote.
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