Tomás Gómez
Llegar al 2050 como un país descarbonizado es una tarea para la que el país lleva un cuarto de siglo trabajando.
Si bien el tema se ha puesto en boga en los últimos años, hay esfuerzos previos bastante fructíferos y metas por las que el tiempo ya empieza a presionar.
Ideas ambientales revolucionarias de los años 90 conviven actualmente con planes truncados por la coyuntura de crisis fiscal, a la espera de sostenerse como una política de Estado que permita a Costa Rica seguir destacando a nivel internacional.
Esta es una síntesis de lo logrado y lo esperado.
El príncipe William, Duque de Cambridge hablando durante el acto inaugural de la ceremonia de los Earthshot Prize Awards en el Palacio de Alexandra en Londres. (Foto por Yui Mok / POOL / AFP)
Reconocidos hasta por la Realeza
El EarthShot Prize concedido la semana anterior por el Príncipe Guillermo de Inglaterra a Costa Rica tuvo como sustento el pago por servicios ambientales, una iniciativa de 1997 que las autoridades siguen reconociendo como uno de los puntos de partida de la lucha nacional por limpiar su matriz energética.
A ella se suman la Ley Forestal de 1996 y algunos primeros pasos en carbono neutralidad en la primera década del Siglo XXI.
Destacan en esa línea iniciativas como los certificados de neutralidad, las estrategias de mitigación y adaptación.
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Además, pese a no ser ni de lejos un contaminante de peso, el país ha suscrito diversos acuerdos internacionales que intentan mitigar el impacto humano en el ambiente.
La meta más reciente, según los planes ambientales, es cerrar la década con una baja de 9,11 millones en las emisiones de CO2.
La nueva etapa que propuso el Gobierno
A la línea de trabajo que ya llevaba el país, el Gobierno actual sobrepuso el denominado “Plan Nacional de Descarbonización”.
Este proyecto se lanzó en 2019 y busca que al 2050 Costa Rica posea “una economía moderna, verde y libre de emisiones”. Esto implicará un objetivo a largo plazo de “tener emisiones netas cero”.
El objetivo se dividió en 10 metas concretas:
Pequeños pasos, grandes retos
La hoja de ruta para el Plan Nacional de Descarbonización dividió las ambiciones en tres niveles, el primero de los cuales está próximo a vencer.
Se trata de los objetivos para la fase conocida como “cimentación”. Esta se basaba en posibles labores que impulsaría este Gobierno en su periodo como punto de partida.
En esa línea hay planes piloto activos que incluyen:
- primeros buses eléctricos
- cobro electrónico en transporte público
- primeras “electrolineras” para recarga de vehículos
- directriz para construcción de edificios públicos eficientes
- certificados para producción sustentable (NAMAS) de café y ganadería
En otros ámbitos, sin embargo, el avance no se manifiesta y ha topado con trabas.
Así lo explicó el viernes anterior la representante de la Dirección de Cambio Climático, Kathia Aguilar, en la actividad “Plan Nacional de Descarbonización como una forma de mitigación y adaptación al cambio climático”, convocada por la UCR para profundizar en el plan.
La experta justificó que varios aspectos de la coyuntura política nacional se han mezclado con las metas. Ejemplo de ello fue la posibilidad de tener impuestos verdes o el uso de etanol en la gasolina.
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El primer punto de la reforma fiscal verde chocó con la urgencia que tenía el país de reorganizar los impuestos en 2018. “Se estaba en un proceso ya de reforma fiscal per se, meramente económica. Se tuvo que poner en pausa el proceso de desarrollo”, explicó Aguilar.
“Lo que tenemos en biocombustibles es más que todo el proyecto de ley que se encuentra ahorita en la Comisión de Ambiente de la Asamblea Legislativa. Creo que por ahí estamos un poco dependiendo de ese progreso a nivel normativo para poder proceder conforme en el tema de etanol”, agregó sobre el segundo punto. En este ámbito, ya Recope y Minae habían mostrado diferencias previas.
Según la lista oficial de objetivos para el 2022 ya hay otras metas que empiezan a verse difíciles de lograr. Estas abarcan la puesta en operaciones del Tren Eléctrico Limonense de Carga (TELCA) o una reforma legal de eficiencia energética.
No obstante, según la última actualización compartida por Casa Presidencial el semestre anterior, el 90% de las metas fijadas para el 2022 estaban en ejecución.
Un componente esencial para lograr las metas que propuso el Plan Nacional de Descarbonización será tener una red completa de tren eléctrico metropolitano funcionando óptimamente para el 2030 (Incofer)
Lo que vendría en descarbonización
De no hacerse ajustes en los Gobiernos venideros, el Plan estará del 2022 al 2030 en etapa de “inflexión”. Ahí se profundizarán los ajustes. A partir del 2030, por su parte, habrá dos décadas de “alcance masivo”.
Para entonces, se espera que se haya consolidado el nuevo modelo productivo que haga a Costa Rica ser el primer país en lograr la descarbonización o al menos ser uno de los pioneros.
Aporte para todos los ODS
Lograr una reforma integral que genere un modelo productivo nacional más limpio implicaría impactar las más diversas metas de sostenibilidad impulsadas por Naciones Unidas (ONU).
La agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), suscrita por Costa Rica, abarca postulados como Acción por Clima (ODS 13), Vida de Ecosistemas (ODS 15), Energía Asequible y No Contaminante (ODS 7) o Ciudades y Comunidades Sostenibles (ODS 11).
De cara a las elecciones venideras, El Observador y la ONU se han unido en el proyecto Ruta 2022, donde se analiza cómo avanza Costa Rica en el tema y el espacio que de la da política.
Las entregas previas usted puede consultarlas aquí:
- ¿Qué son los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS y por qué hay que correr para alcanzarlos?
- ODS: Emergencia sanitaria pone cuesta arriba meta para reducir la desigualdad
