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¡Cuidado con satanizar! Las entidades offshore son útiles y necesarias para hacer negocios

Carlos Camacho, socio director de Grupo Camacho Internacional   Una vez más. Una nueva filtración de datos desde despachos legales…

Por Desde la Columna

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¡Cuidado con satanizar! Las entidades offshore son útiles y necesarias para hacer negocios
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Carlos Camacho, socio director de Grupo Camacho Internacional

 

Una vez más. Una nueva filtración de datos desde despachos legales se expande como la pólvora en medios de comunicación. Es una investigación periodística loable y necesaria en una sociedad con pesos y contrapesos, pero que sataniza, por intención o ignorancia, la figura de entidades en el extranjero y estructuras corporativas internacionales.

Olvidan los periodistas, o le dan muy poco énfasis, que las empresas offshore son necesarias para realizar negocios en un mundo globalizado. Sea por un proceso de compras a proveedores, ventas a mercados internacionales o estructuraciones societarias con accionistas de diferentes procedencias. Estas empresas son imprescindibles para ejecutar negocios multipaís.

Olvidan los reporteros que la globalización, que permite repartir titulares en segundos, es financiada por grandes y legítimas inversiones. Estas son hechas por agentes económicos con sociedades multipaís, es decir offshore. Así se logra la interconectividad e integración económica. Una apertura de puertas a la libertad de los consumidores.

Las figuras jurídicas en el extranjero son tan solo un vehículo para operar. Debemos tener mucho cuidado.

Por un buen acto como criticar y denunciar a quienes las aprovechan para ilícitos, podemos dar al traste con los recursos disponibles para que nuestros empresarios ejecuten negocios dentro y fuera de nuestras fronteras. Con ello, se afectaría aún más la paupérrima economía local.

Dicho en simple, las empresas costarricenses son offshore de todos los demás países del mundo. Tratar de poner fuego sobre el entramado legal solo abre las puertas a la ilegalidad e informalidad.

Satanizar las sociedades offshore y asumir que toda entidad en el exterior está pensada para evadir impuestos o cometer toda clase de ilícito es injusto e irresponsable. Es cierto, algunos usan empresas offshore para delinquir, como también  lo hacen con sociedades locales o peor aún, con dinero de maletín. El asunto no es el vehículo sino la conducta del conductor.

Piense por un momento… ¿Qué pasaría si decidiéramos satanizar, prohibir o apedrear por el uso de algunos objetos simplemente porque alguien, en alguna parte del mundo, decidió emplearlos para mal?

Pensemos en una herramienta de trabajo: en la mano de un demente se usa para asesinar. ¿Debemos por ello llevar penalizar el uso de los martillos? ¿Satanizarlo a través de un reporteo sensacionalista?

Tendríamos que prohibirlos, de seguro ya habrá pasado que alguien los haya utilizado para delinquir, lastimar o inclusive asesinar.

¿Sacamos de circulación nuestros carros, camiones y buses? ¡Esos son un arma letal para miles de personas a diario!

¿Vetamos los cuchillos, machetes y palas?

Ir contra las sociedades en el extranjero y no contra quienes delinquen con ellas, nos puede llevar a una espiral de prohibiciones, críticas y anulaciones. Estas podrían llevar a Costa Rica, de un pronto a otro, de vuelta al pasado. ¡Algo que más de un político socialista trasnochado sueña! ¡Qué ni se le ocurra a alguno tan siquiera plantearlo!

Nos llevaría atrás, muy atrás de la década de los setenta u ochenta. Vetar las sociedades offshore, considerarlas instrumentos del demonio únicamente, nos abstraería del mundo globalizado e hiperconectado actual. Ese en que los negocios internacionales son de las pocas maneras de competir, prosperar y sacar adelante las empresas.

Son miles los empresarios que emplean estructuras multipaís para la ejecución de sus negocios. Si no lo hicieran, les sería inviable mantenerse en operación en un mundo competitivo y una economía extradebilitada en Costa Rica.

Diferenciemos: las sociedades fuera del país son necesarias para actos lícitos de negocios. El problema está en quienes emplean estructuraciones internacionales como vehículos para el ocultamiento, la evasión y la consecución de toda clase de ilícitos.

No deben pagar justos por pecadores el que políticos de todas partes del mundo, personalidades y maleantes se escuden en este tipo de figura jurídica para realizar sus fechorías.

No deben ser satanizados los empresarios que, a derecho y conforme a ley, siguen el buen consejo de las más prestigiosas escuelas de negocios: gestionar sus empresas de manera óptima, cuidando sus ingresos locales e internacionales, sus costos y gastos y, sus tributos. Hacen bien al asegurar la continuidad de sus negocios y los beneficios que estos traen, por supuesto que para ellos, pero también para sus colaboradores, sus familias y el país.

Optar por una estructuración societaria local e internacional, que responda en forma y fondo a las necesidades estratégicas del negocio, es un derecho amparado por la libertad de empresa.

El mismo Centro Interamericano de Administraciones Tributarias se ha pronunciado a favor de la economía de opción para los negocios, siempre que se cumpla con las normativas vigentes en cada jurisdicción.

Satanizar por satanizar está mal y es irresponsable. Ya sea con los Pandora Papers, Panamá, Bahamas o cualesquiera otros papers que surjan. Porque seguirán surgiendo.

Sueño con que algún día, en esos grandes especiales periodísticos multipaís y multimedio, se dé el espacio adecuado para explicar a sus lectores por qué y para qué existen las entidades offshore en el mundo de negocios.

Mientras tanto, confío en que no sea el nombre de alguno de esos que se rasgan las vestiduras, ante cada nuevo artículo relacionado a papeles filtrados, el que salga injustamente publicado.

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