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¿De quién es la culpa?

Jessica Hoffmaister para El Observador Recientemente la vida me ha presentado con historias, donde al contarlas en voz alta, alguien…

Por Desde la Columna

Tiempo de Lectura: 2 minutos
¿De quién es la culpa?
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Jessica Hoffmaister para El Observador

Recientemente la vida me ha presentado con historias, donde al contarlas en voz alta, alguien me responde de forma directa y sin rodeos ¿de quién es la culpa?

¿Les ha pasado?

Desde estas dos historias, la primera, un choque aparatoso, con daños materiales importantes para ambas partes y la segunda, un negocio que salió mal por creer demasiado en el poder de la confianza. Me senté a reflexionar sobre la responsabilidad y la culpa. ¿Cómo la forma de abordar cada situación pudo ser distinta desde mi trinchera y desde la trinchera del otro?

Define la Real Academia a la culpa como “Imputación a alguien de una determinada acción como consecuencia de su conducta”, “Hecho de ser causante de algo” pero también existe una definición teológica “pecado o transgresión voluntaria de la ley de Dios”

Entonces, creyentes o no, la culpa trasgrede el sentido de diligencia para asociarse a una emoción que trae consigo una carga, generalmente negativa.

¿Y si hablamos de responsabilidad en lugar de culpa?

La responsabilidad se asocia también con haber cometido un error y la necesidad de repararlo. Tiene en los libros una definición menos emocional: “capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente” (RAE)

¿De qué se trata todo esto?

Si se tratara de un juego de pares, considero que la culpa es la pareja del ego y el amor la pareja de la responsabilidad.

Para reconocer que nos hemos equivocado, requiere colocarnos en una posición de humildad primero, de vulnerabilidad luego y de responsabilidad después. Cuando por el contrario queremos demostrar a toda costa que no hemos cometido un error, hablamos de ego y de culpa, reaccionamos y atacamos.

Somos humanos, claro que sí, y casi todos hemos estado en esa posición de “defender”. Porque nos expone públicamente, porque nos evidencia el error (y no nos gusta equivocarnos) o sólo porque sí. Pero mucho más grande es aquel que a pesar de su error elige aprender y crecer.

La responsabilidad nos permite al tiempo reconocer si las dos partes se han equivocado y que cada quién asuma su consecuencia. El ego busca que haya un ganador y un perdedor.

Creo firmemente que hablar de responsabilidad modifica la carga emocional frente a una situación. Todo, absolutamente todo lo que nos acontece es para aprender algo, para sanar algo y para evolucionar.

Tratar de cambiar la forma de ver el mundo implica un proceso consciente de pensar diferente, reaccionar diferente y tratar de pasar por el tamiz del amor incondicional todo lo que nos pasa, nadie ha dicho que sea fácil más te invito a intentarlo.

Jessica Hoffmaister

Jessica Hoffmaister