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De regalo, un libro: “Érase una vez la taberna Swan”

Silvia Solano para El Observador Un libro que no se escoge, sino que se recibe de sorpresa, tiene un significado…

Por Desde la Columna

Tiempo de Lectura: 2 minutos
De regalo, un libro: “Érase una vez la taberna Swan”
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Silvia Solano para El Observador

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Un libro que no se escoge, sino que se recibe de sorpresa, tiene un significado diferente. La historia que se lee en la contraportada o en su portada, conecta a la persona que lo regala con quien lo recibe. Y ese vínculo es valiosísimo.

Y así creció mi vínculo con “Érase una vez la taberna Swan”, que fue un delciosos regalo inesperado de mi hermano por mi cumpleaños.

“Érase una vez la taberna Swan”, es una novela que nos comparte un misterio que se va desarrollando a orillas del Támesis. Cada una de las afluentes de este río nos permite navegar junto a un nuevo personaje con folclóricas descripciones como:

“Le olió el aliento. No estaba borracho. Loco, tal vez. Se durmieron”

Lo pintoresco en el ambiente que la escritora Diane Setterfield nos trae en el relato es definitivamente, cautivador. Con frases como: “El Swan de Radcot contaba con su propia especialidad. Era donde la gente iba a contar historias”; la narradora nos va encaminando por el desarrollo de una trama que se alimenta, crece y se vuelve más íntima conforme avanza el recorrido de la misma.

Cuando dice por ejemplo, “Todos los ojos lo vieron, pero durante un instante larguísimo, ninguno reaccionó. Intentaban dar sentido a lo que veían junto a la puerta”, nos llena de expectativa y va tejiendo así una emocionante historia que nos transporta a otra época a través de un misticismo entre lo real y sobrenatural.

El libro nos hace reflexionar porque genera cierta nostalgia por la pérdida de una de las tradiciones más valiosas, la del arte de narrar una historia… Que la hemos ido cediendo, lastimosamente.

Crear o contar un cuento y que este trascendiera de generación en generación, permitió durante muchísimos años transmitir la sabiduría popular, nuestras formas de vivir y compartir; uniendo así familias y pueblos.

Con éste trayecto río arriba y río abajo, la autora nos hace un sutil recordatorio: de que las tradiciones no se deben dejar perder, que hay que cultivarlas y aferrarnos a ellas, por la magia que poseen para unir a su las gentes, por su misticismo y sobre todo, por sus enseñanzas.

Silvia Solano es amante de la literatura, los viajes y las buenas historias. Blog: https://silabril.wordpress.com