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¿De verdad podemos hablar abiertamente de sexualidad?

Con este nuevo espacio en El Observador, abrimos el diálogo para poder crecer y conocer la dimensión integral de la…

Por Margarita Murillo

Tiempo de Lectura: 3 minutos
¿De verdad podemos hablar abiertamente de sexualidad?
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Con este nuevo espacio en El Observador, abrimos el diálogo para poder crecer y conocer la dimensión integral de la sexualidad, no es un asunto solo de preguntas y respuestas, es mucho mas que eso, es el tiempo que tomemos para repensar lo que hemos recibido hasta ahora y lo acomodemos en su verdadera dimensión, es comenzar a construir una sexualidad para nuestras vidas, la de nuestras comunidades, familias y sobre todo la de nuestros hijos/as.

En la medida en que comprendamos esto y entremos en un diálogo con la teoría, con nuestros sentimientos, y sobre todo con nuestros valores, lo que soñamos, lo que deseamos ser como hombres y mujeres, y lo que esperamos construir para nuestro país. 

Este espacio que llamaremos Construyendo nuestra sexualidad, es una forma de comenzar a detener la violencia en nuestras relaciones, dejar de erotizar el poder y comenzar a comprometernos y a empezar a perder el miedo de ser mucho más auténticos, libres y fuertes.  

Para comenzar debemos entender que cuando abordemos cualquier problema en sexualidad, o duda no se debe limitar solamente al problema o la duda, hay que abordarlo en tres dimensiones, que serán, la erótica, y esto no solo es cuestión de órganos genitales y placer, es mucho más que eso, es cuando de verdad nos comprometemos a vivir con profundidad, alegría, mucha entrega y creatividad, conmigo mismo y con los demás.  Lo genital entra en esta dimensión pero solo como una pequeña parte, después está la construcción del placer, en donde entra desde el respeto y aprecio que me tengo a mí mismo (a), así como el que tengo a los demás, y sobre todo para poder entender esto debo resolver esas malas relaciones que he tenido con mis padres (y madres) abuelos (as), hermanos (as), tíos, tías, etc, en fin para poder vivir plenamente esta área de mi sexualidad debo comenzar a botar “facturas” acerca de lo que siento y he sentido en estas relaciones y de esa manera poder comenzar a ser lo que yo realmente quiero, no una imitación de las películas, o de las canciones, o de las novelas, sino una construcción de mí mismo (a).  

También está la dimensión espiritual, y cuando digo esto no estoy hablando de religión, porque en realidad todos los seres humanos somos espirituales aunque no tengamos o no practiquemos ninguna religión, y esa dimensión de nuestro ser afecta a nuestra sexualidad, lo espiritual estará conformado por lo que soñamos, lo que queremos vivir, nuestros valores, nuestras esperanzas, sin esto dejaríamos de ser personas y haríamos de nuestras relaciones y de nuestra sexualidad un acto mecánico, sin coherencia, sin profundidad ni guía, y así es precisamente como se nos ha enseñado hasta ahora que la sexualidad es, algo fuera de nosotros, sobre lo que no tenemos control ni conocimiento, y está mucho más cerca de lo que se imaginan, y puede ser mucho más profunda y placentera de lo que ha sido hasta ahora, y la puedo colocar en su verdadera posición dentro de la vida de cada uno de nosotros (as). 

Y por último la dimensión afectiva, que será lo que controle todo, somos seres afectivos y sin afecto morimos, una sexualidad sin afecto no es más que un acto absurdo, sin coherencia que nos llenará de confusión y adicciones y nos limitará en su verdadera expresión, y nos producirá enfermedades físicas, mentales y afectivas. Por eso es que hay que tomar muy seriamente este espacio de crecer, de comprometernos de luchar por construirnos como hombres y mujeres nuevos para nuevos tiempos.

Saludos y estamos conversando…   Para sus dudas, preguntas o  si desean información sobre talleres de afectividad y sexualidad, pueden comunicarse al teléfono (506) 89270319, o al correo electrónico [email protected]

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