Sergio Arce
Francisco Soto para El Observador
La última encuesta nacional de microempresas del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) indico que en el año 2020 se redujo en 28.885 la cantidad de microempresas que existían en comparación con 2019.
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Un dato interesante de la encuesta es que el 91,6% de las microempresas no han recibido ningún tipo de apoyo. Ya sea porque no lo han solicitado o no se les haya brindado.
Lo anterior refleja que el emprendedor no busca los recursos necesarios para su negocio basado en la toma de decisiones laborales de acuerdo con su percepción del mercado.
La pandemia afectó esta situación, ya que no todos tenían la información adecuada y no están en condiciones de vivir tomando decisiones sin saber lo que va a ocurrir.
No hacer nada
No hacer nada es una decisión que muchos tomaron esperando que se aclararan los nublados del día, esperando seguir a otros que tomaran una decisión. Los que tomaron alguna decisión esperaron que fuera la adecuada.
De acuerdo con la autora Cheryl Strauss, cuando sentimos una incertidumbre elevada nuestros procesos de toma de decisiones pueden fallar. Podemos paralizarnos y tener miedo de actuar o podemos actuar sobre la base de prejuicios, emociones e intuición en lugar de la lógica y los hechos.
Competencias laborales y decisiones
Si los emprendedores observan el mismo panorama, tienen la misma información y utilizan las mismas tecnologías es posible que las decisiones que tomen tendrán bajo impacto en su negocio, ya que otros negocios también podrán hacer lo mismo en corto plazo.
El emprendedor debe tener agilidad de enfrentar los problemas y desafíos de manera rápida y eficiente. No contar con las competencias laborales en personal de su negocio lo hace más difícil. La capacidad de adaptación del negocio debe cambiar, aprender, desaprender y reaprender es parte del nuevo normal, la mejora en las competencias laborales es fundamental para la mejor toma de decisiones.
Los datos y las competencias laborales
Esta mejora de las competencias laborales proviene de los datos que el personal del negocio obtiene en su trabajo habitual. Podemos agrupar los datos en tres grupos:
- Datos destacados, son los que captan nuestra atención porque tienen relevancia o nos asombran es información nueva o notable.
- Datos de contexto, aquellos que tienen un marco que puede afectar la manera en la que los interpretamos como precios y leyes.
- Datos con patrones, que parecen comportarse de forma regular y significativa como la conducta de los clientes.
Si el emprendedor y su personal mejoran las competencias laborales como habilidades, conocimiento y experiencia con los datos del mercado, la toma de decisiones es más segura y eficiente, por lo tanto podrían obtener más recursos para sortear estos momentos de incertidumbre.
¿Qué sabemos? ¿Qué no sabemos? ¿Qué necesitamos saber? ¿Cómo aprendemos lo que necesitamos saber? Para enfrentar este escenario tan cambiante.
