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“Demian” por Hermann Hesse

Silvia Solano para El Observador Desde que comenzamos nuestras vivencias en este mundo donde no hay borradores y cada ensayo…

Por Desde la Columna

Tiempo de Lectura: 2 minutos
“Demian” por Hermann Hesse
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Silvia Solano para El Observador

Desde que comenzamos nuestras vivencias en este mundo donde no hay borradores y cada ensayo es real; nos percatamos de diferentes caminos que podemos tomar para llegar a un mismo destino, el nuestro.

Algunos nos lanzamos desde el inicio con valentía hacia una búsqueda del propio ser. Muchos sin embargo, hacemos ese recorrido a tientas, con una fina venda que solo transluce lo necesario para sobrevivir.  

Otros, nos servimos de una protección solapada, que nos regala una pequeña sensación de control, de sabernos en el camino correcto sin mayores cuestionamientos.

Pero la vida, que siempre nos quiere impulsar a crecer, nos invita a profundizar en lo que desconocemos y a salir de ese confort para redescubrirnos. Viene entonces a nuestro encuentro, algunas veces furtivo, épico, alegre o sorpresivo; una historia que impulsa a existir, a ser y evolucionar.

“Demian”, es una pequeña pero muy poderosa novela psicológica escrita por Hermann Hesse, hace ya 100 años. Con frases como:

“El verdadero oficio de cada uno era tan sólo llegar a sí mismo”,

el arcano escritor nos va sumergiendo de forma magistral, en un encuentro profundo y maravilloso con nuestra propia existencia.

Es impresionante cómo, viviendo a través de la novela, el genio escritor nos va guiando por un camino de descubrimiento personal.

Este encuentro con Hesse se siente como su forma de narrar: decididamente polarizado. Es certero pero también muy enigmático. En “Demian”, el autor nos llena de claridad y sin embargo, nos envuelve también en una exquisita crisis existencial. En una zona personal de total crecimiento.

Menciona en el libro:

“Su misión era encontrar su destino propio, no uno cualquiera, y vivirlo por entero, hasta el final. Toda otra cosa era quedarse a mitad del camino, era retroceder a refugiarse en el ideal de la colectividad, era adaptación y miedo a la propia individualidad interior.”

Nos obsequia el novelista, hermosas reflexiones como la siguiente: “Las cosas que vemos -continuó Pistorius con voz más apagada- son las mismas que llevamos en nosotros. La única realidad es la que en nosotros tenemos, y si los hombres viven tan irrealmente es porque aceptan como realidad las imágenes exteriores y ahogan en sí la voz de su mundo interior. También se puede ser feliz así; pero cuando se llega a saber lo otro se hace ya imposible seguir el camino de la mayoría. El camino de los más es fácil, Sinclair; tan fácil como penoso el nuestro. Caminemos.”

Con afirmaciones como: “Cuando odiamos a un hombre, odiamos en su imagen algo que llevamos en nosotros mismos. Lo que no está también en nosotros mismos nos deja indiferentes.” El escritor nos acompaña así, por un sendero de transformación e introspección donde nos invita a destruir paradigmas y construir nuevos pensamientos.

Silvia Solano. Amante de la literatura, los viajes y las buenas historias.
Blog: https://silabril.wordpress.com