Allan Arroyo
Este martes 21 de marzo es el día mundial del Síndrome de Down, declarado así por la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) desde diciembre de 2011.
El objetivo de la fecha es “generar una mayor conciencia pública sobre la cuestión y recordar la dignidad inherente, la valía y las valiosas contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como promotores del bienestar y de la diversidad de sus comunidades. Asimismo, quiere resaltar la importancia de su autonomía e independencia individual, en particular la libertad de tomar sus propias decisiones”, cita la página oficial de la ONU.
En Costa Rica, el símbolo y mensaje de la conmemoración es llevar medias diferentes. Una iniciativa que desde el 2018 desarrolla la fundación Yo Puedo ¿Y vos?, que nació en el 2013, “con el fin de impulsar, financiar y promover la inclusión educativa y laboral de las personas con síndrome de Down.”
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- (Cortesía Fundación Yo Puedo , ¿Y vos?)
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- (Cortesía Fundación Yo Puedo , ¿Y vos?)
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- (Cortesía Fundación Yo Puedo , ¿Y vos?)
Las llevamos diferentes porque somos iguales es el lema de la campaña. La fundación vende las medias, que son diseñadas por miembros de la población que apoyan.
A la iniciativa se unen centros educativos públicos y privados, además de empresas. Este año con un repunte en el apoyo después de la pandemia.
Son ejemplo
Los rostros de esta campaña, y quienes hacen el llamado para más oportunidades, son de la población con Síndrome de Down en Costa Rica, quienes se convierten en ejemplo de éxito.
Ellos se adaptan a los horarios, ritmo de trabajo y convivencia con sus compañeros, sin problema, en las empresas que los acogen.
Por ejemplo, José Segura. Él cumple cuatro años de trabajar para Coca Cola Femsa, donde digita y archiva.
“Me gusta trabajar,” dice en un video compartido a este medio por la fundación.
José Segura realiza trabajos de oficina en Coca Cola. (Cortesía Fundación Yo puedo, ¿Y vos?)
Por su parte, Margot Hidalgo cumple cinco años de trabajar para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Ella maneja el registro de vacaciones de sus compañeros, también el reciclaje y es la encargada de organizar las celebraciones de cumpleaños, entre otras tareas.
Margot Hidalgo realiza teletrabajo y labores presenciales en el BID. (Cortesía Fundación Yo puedo, ¿Y vos?)
La población con Síndrome de Down se caracteriza por sus buenas relaciones con los demás. Una experiencia en la que ellos y las organizaciones ganan, como lo resaltan sus mentores.
Observe más sobre estos ejemplos de éxito
Más oportunidades
En entrevista con El Observador, Johana Castro, directora ejecutiva de la fundación, aclara que ellos apoyan a toda persona con alguna discapacidad, porque no pueden ser excluyentes.
En los primeros cinco años de trabajo lograron ubicar en el campo laboral a 100 personas. Tras lanzar la campaña, ya son 3.000 puestos laborales adaptados a personas con discapacidad.
De ese total, cerca de 50 personas con Síndrome de Down están ubicados en el campo laboral.
“Lo que refleja es que hay más oportunidades, pero para eso hemos capacitado a más de 850.000 personas sin discapacidad, por que son ustedes, o nosotros, los que no tenemos discapacidad, los que damos las oportunidades”, agrega.
Para la directora, el Estado no tiene un registro detallado sobre esta población, pero sí un buen marco jurídico sólido. A pesar de los avances en los últimos años, es necesario que la sociedad siga abriendo las puertas y asuma el compromiso.
El Síndrome de Down según Naciones Unidas
Es una alteración genética causada por la existencia de material genético extra en el cromosoma 21 que se traduce en discapacidad intelectual.
La incidencia estimada del síndrome de Down a nivel mundial se sitúa entre 1 de cada 1.000 y 1 de cada 1.100 recién nacidos.
Las personas con síndrome de Down suelen presentar más problemas de salud en general. Sin embargo, los avances sociales y médicos han conseguido mejorar la calidad de vida de las personas con el síndrome.
A principios del siglo XX, se esperaba que los afectados vivieran menos de 10 años. Ahora, cerca del 80% de los adultos que lo padecen superan la edad de los 50 años.
Un trabajo médico y parental en edades tempranas favorece la calidad de vida y la salud de quienes sufren este trastorno genético al satisfacer sus necesidades sanitarias, entre las cuales se incluyen chequeos regulares para vigilar su desarrollo físico y mental, además de una intervención oportuna, ya sea con fisioterapia, educación especial inclusiva u otros sistemas de apoyo basados en comunidades.
Con información tomada del sitio oficial de Naciones Unidas
