Paula Ruiz
Un proyecto de ley toca la puerta de la Asamblea Legislativa con el claro objetivo de eliminar la segunda vicepresidencia de la República.
Se trata de una reforma a los artículos 133, 135, 137 y 138 de la Constitución Política, que se tramita en el expediente 21.407.
El proyecto se presentó con la firma de diez diputados de diferentes bancadas: Wálter Muñoz, Zoila Rosa Volio y Patricia Villegas (PIN), Dragos Dolanescu (Partido Republicano), Aracelly Salas, Erwen Masís y Oscar Cascante, Rodolfo Peña y Shirley Díaz (PUSC), la independiente Marulin Azofeifa.
El diputado Muñoz, uno de los impulsores considera que la figura de la segunda vicepresidencia, además de no tener funciones, usualmente termina ejerciendo cargos de ministro dentro del mismo período en que fueron electos para ese cargo.
Asegura que además de ser un puesto prácticamente decorativo, considera que el país ahorraría recursos económicos, como el pago de salarios tanto del vicepresidente como sus asesores y los beneficios atinentes al cargo, como el uso del vehículo oficial, por ejemplo.
Esperanza de vida
Los diputados proponentes se remontan a la historia para poner sobre la mesa otro argumento con tal de traerse abajo esa segunda vicepresidencia.
Hace 70 años, cuando se promulgó la Constitución Política, el constituyente -según los congresistas- pudo haber pensado en crear esta figura, tomando en cuenta la esperanza de vida de ese momento.
De esta forma, valoraron la eventualidad en decesos en jerarquías del Poder Ejecutivo.
No obstante, para los congresistas, ya ese criterio no se acopla a la realidad actual. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), la esperanza de vida en 2017 se registró en 80 años.
La socialcristiana Shirley Díaz, una de las firmantes del proyecto considera importante discutir el tema a la luz de las condiciones del siglo XXI.
Actualmente, la única función de los vicepresidentes es sustituir al Presidente en caso de ausencia.
En la exposición de motivos del proyecto de ley, los diputados recuerdan que durante la administración Pacheco de la Espriella, hubo un “vicepresidente congelado” (Luis Fishman) porque nunca tuvo funciones.
En el Gobierno de Óscar Arias, sus dos vicepresidentes, primero Kevin Casas y luego Laura Chinchilla, renunciaron, dando paso a que el presidente del Congreso tuviera que sustituir al entonces mandatario.
“Concluimos entonces, que el papel desempeñado por las vicepresidencias en la práctica, ha quedado a discreción de cada administración al carecer de un rol que les otorgue un mayor protagonismo en la conducción del Gobierno de la República, en unos casos de forma algo notoria y en otros, prácticamente en la invisibilidad y olvido”, se lee en la exposición de motivos.
Al tratarse de una reforma constitucional, primero debe tener el trámite de tres lecturas en Plenario, y ya purgó una.
Cuando culmine ese proceso, inicia su discusión de admisibilidad que, de aprobarse, ingresa para estudio en alguna comisión legislativa. Luego, debe de iniciar una aventura de tres votaciones en el Plenario.
