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Disciplina positiva y niños dispersos

Natalia Calderón para El Observador Con los niños y niñas con síntomas o características de Déficit Atencional (TDAH) es fundamental…

Por Desde la Columna

Tiempo de Lectura: 2 minutos
Disciplina positiva y niños dispersos
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Natalia Calderón para El Observador

Con los niños y niñas con síntomas o características de Déficit Atencional (TDAH) es fundamental usar “inteligencia emocional” y conectar con ellos. Conectamos desde el hemisferio derecho y luego integramos el hemisferio izquierdo en la corrección guiada (razón).

Mantener la calma, hacer una pausa antes de actuar es la primera estrategia ante una situación de desborde emocional; calmarse para ayudar a calmar.

Co-rregular para ayudar poco a poco a los niños hasta llegar a la autorregulación.

Algunas  pequeñas pautas:

Utilizar menos palabras (o ninguna): en estos momentos, los niños/as no reaccionan a lo que decimos, sino más bien a cómo lo decimos. Por eso es mejor permanecer en silencio. Cuando se haya tranquilizado se le puede repetir de manera calmada y en voz baja la petición y hacer una corrección guiada.

Usar un máximo dos o tres alternativas: está bien ofrecer alternativas, pero si son demasiadas los niños se pueden sentir abrumados para elegir. Las alternativas a ofrecer deben mantener una equidad en cuanto a su conveniencia, para que sea cual sea la elección, resulte beneficiosa. Las opciones empoderan.

Avisar con anticipación cuando debe hacer su tarea: en los niños con TDAH es necesario adelantarles que deben hacer, ya que no podemos esperar a que actúen de manera autónoma. Es recomendable realizar anticipación para que se vayan mentalizando que deberán iniciar una nueva actividad. Use rutinas con fotos.

No dar órdenes, usar preguntas curiosos sobre lo que debemos hacer. Basarse en las rutinas. Ejemplo: ¿qué sigue después de la merienda? O ¿qué hacemos después de la merienda?

Es de gran ayuda usar un check list sobre las cosas más importantes. Por ejemplo: revisar bulto, hacer tarea, recoger la mesa. Y otros, que le permita al niño hacer un registro diario de sus actividades fundamentales, lo cual le brindará seguridad y estructura.

Hacer el seguimiento: acompañar la instrucción con la acción, anticipar, avisar, dar alternativas. Ser firme y amable. Con esa firmeza y amabilidad nos movemos y tomamos a los niños respetuosamente e iniciamos la acción, por ejemplo: dientes, o apagar el televisor.

La comunicación debe ser respetuosa y fomentar un clima familiar afectivo y empático, para promover la confianza. Modelar todo lo que deseamos facilitar en la vida de nuestros hijos e hijas.