Juan Pablo Arias
La economía costarricense avanza por la senda de la recuperación, pero a un paso cada vez más lento, de acuerdo con los datos más recientes del Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) publicados por el Banco Central de Costa Rica la noche de este viernes.
Los registros con corte a febrero pasado muestran un decrecimiento interanual del 4,7% respecto a febrero de 2020.
El resultado se explica especialmente por la actividad en el régimen definitivo (fuera de zonas francas) que para el segundo mes del año decreció un 6,9%.
Esta tendencia reflejó la menor actividad de los servicios de hoteles y restaurantes, transporte y almacenamiento, comercio y construcción.
En contraste, la actividad económica en los regímenes especiales sigue registrando crecimientos interanuales de dos dígitos. Para febrero, el crecimiento de este sector fue del 15,4% interanual.
Destacó la mayor manufactura de implementos médicos, implantes mamarios, equipos de transfusión y de productos alimenticios (aceite de palma, concentrados para bebidas gaseosas y conservas de naranja y piña).
Según el Banco Central, también fue notorio el crecimiento en los servicios empresariales y de información y comunicaciones.
Este comportamiento evidenció que el aporte de la producción en zonas francas es relevante para el proceso de recuperación de la economía costarricense.
“A inicios del 2020 la economía nacional todavía no enfrentaba los embates producto de la COVID-19, por lo que la disminución de la actividad económica continúa explicada por las consecuencias que esta pandemia ha tenido en el entorno local e internacional”, indicó el Banco Central en un comunicado.
De acuerdo con la serie tendencia ciclo del IMAE, la variación interanual de la producción alcanzó su punto más bajo en junio del 2020, momento a partir del cual inició un paulatino proceso de recuperación.
De capa caída
En febrero de este año la producción de la mayoría de las actividades económicas disminuyó en términos interanuales.
Pese a ello, se observó una variación positiva en algunas actividades, como minas y canteras (2,0%), manufactura (2,4%), información y comunicaciones (1,7%) y los servicios de enseñanza y salud (0,1%).
La mayor afectación en la producción persiste en las actividades vinculadas al turismo. Por ejemplo, los servicios de hoteles y restaurantes decrecieron un 50,6% y los de transporte un 20,8%.
