Por Adriana Villalobos para El Observador
La familia tiene un papel trascendental en el aprendizaje de tareas y roles de género.
A través de esta, se trasmiten creencias, valores y comportamientos que van a limitar o impulsar a las personas en un desarrollo social e individual libre de prejuicios y estereotipos.
Desde antes de nacer, se les enseña a los niños y a las niñas roles determinados que son considerados machistas, los cuales, ponen en desventaja a las mujeres frente a situaciones de crecimiento profesional y académico; y a los hombres frente a situaciones de crianza y apego con los hijos e hijas.
Es por esto, que el trabajo desde el hogar acompañado con las escuelas y colegios puede generar cambios importantes en las oportunidades y el desarrollo igualitario entre niños y niñas.
La tarea para educar en igualdad está en dejar de lado roles sexistas, machistas y violentos, así como, los estereotipos de género.
Está en enseñar las tareas del hogar y académicas de manera igualitaria; en respetar las diferencias de nuestros hijos e hijas desde su individualidad sin imponer roles estereotipados. También en educar con amor con libertad, con límites basados en la comunicación, el respeto y la creatividad.
Y lo más importante: predicar con el ejemplo, enseñándole a la niñez que la igualdad es fundamental para crear un mundo mejor.
Adriana Villalobos Elizondo
Psicóloga, especialista en temas de género y deporte