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El domingo sangriento de Costa Rica: 95 años del accidente ferroviario del Virilla

Fue un domingo 14 de marzo, pero de 1926, cuando aconteció el accidente ferroviario más sangriento en la historia de…

Por Marco Marín

Tiempo de Lectura: 3 minutos
El domingo sangriento de Costa Rica: 95 años del accidente ferroviario del Virilla
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Fue un domingo 14 de marzo, pero de 1926, cuando aconteció el accidente ferroviario más sangriento en la historia de Costa Rica. Ese día, 248 personas murieron y 93 resultaron heridas en lo que se recuerda como “La Tragedia del Virilla”.

Según varios historiadores, así como la investigadora de la Universidad de Costa Rica, Adriana Sánchez, un tren de la Northern Railway Company salió desde Heredia,  rumbo a Cartago, para una actividad convocada por el monseñor Claudio Volio, en beneficio de un asilo.

El llamado del líder religioso tuvo un gran alcance y, a pesar de que la compañía dispuso de seis vagones para pasajeros, los mismos fueron sobrevendidos. El viaje que inició en Heredia, también tenía paradas agendadas en la provincia de Alajuela

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“Normalmente, en los servicios ordinarios, los trenes del Ferrocarril del Norte llevaban de 70 a 75 personas por vagón, incluidos algunos pasajeros de pie (…) Ese día iban alrededor de 100 personas y se consideró que es posible que la cifra se extendiera hasta 200 seres por coche”, señala un trabajo realizado por Sánchez, en 2020.

Según los cálculos de la experta, esto representa “un exceso de entre 40 y 120 pasajeros por unidad”. Aún así, unas 265 personas se habrían quedado sin abordar ya que el conductor no se detuvo en cuatro estaciones, precisamente por la gran cantidad de pasajeros, agregó.

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Causa del accidente

A pesar de esa precaución, la gran cantidad de personas ya presente fue una de las causas del accidente, según las declaraciones del conductor, Rodrigo Facio. Estas fueron recopiladas tanto por documentos oficiales como por los medios de la época.

Poco después de pasar por Santo Domingo, a eso de las 8:20 a. m., el ferrocarril se enfiló hacia el puente sobre el Río Virilla, ubicado entre este cantón y Tibás. 

Con motivo de una pequeña cuesta ubicada al final del puente, Facio decidió acelerar con el objetivo de lograr el ascenso. Esto, al considerar el peso adicional que traía según manifestó a los jueces. No obstante, ese resultó ser el segundo factor del percance.

Según los reportes, los últimos tres vagones no habían cruzado el puente. La aceleración provocó que dos de ellos cayeran al fondo del precipicio, mientras que el otro quedó incrustado en una parte del puente.

Portado del lunes 15 de marzo de 1926 del diario La Nueva Prensa. (Fuente: Sistema Nacional de Bibliotecas)

Si bien la portada del diario La Tribuna señaló un total de 248 muertos en el sitio, esta cifra sería cercana a los 400, tomando en consideración los pasajeros que perecieron después, producto de los golpes, según el trabajo de Sánchez.

Ejemplo de ello fue el brequero Marco Tulio Vargas, quien era el único de la tripulación con una posición fija, durante ese viaje. El iba ubicado en el último vagón, mientras que los demás empleados iban de vagón en vagón. “Fue encontrado con ambas piernas y un brazo quebrados. Este falleció al día siguiente”, detalló la tesis.

Consecuencias

De acuerdo con Sánchez y algunos reportes, la decisión de Facio y el maquinista Victor Calvo, fue evidente para los afectados. De hecho, Facio se entregó ante un juez de forma inmediata ya que tras el percance continuó su marcha para dar el aviso de socorro.

Mientras tanto, Calvo y los demás se quedaron en el sitio liderando las acciones de rescate. No obstante, algunos de los sobrevivientes habrían intentado agredirlos.

A raíz de la magnitud del accidente, el Gobierno decretó tres días de duelo nacional. Al mismo tiempo, la Cancillería recibió a varios representantes diplomáticos que hicieron llegar las condolencias oficiales de sus respectivos países.

No obstante, el impacto más importante estuvo en la profesionalización de los servicios públicos de transporte. Esto a raíz de los diversos peritajes y estudios que se realizaron en torno al accidente como parte de los esfuerzos legales por esclarecer lo acontecido.

Prueba de ello fue que la compañía ferroviaria tuvo que enfrentarse a litigios por reparaciones durante, al menos, una década. Cómo parte de los mismos, hasta el expresidente de la República, Cleto González Víquez (1906-1910, 1928-1932), formó parte al testificar a favor de Facio.

El 15 de marzo de 1926, el periódico La Prensa escribió que , “se trata de una de las catástrofes ferroviarias más grandes que se han visto en el mundo”. (Fuente: Sistema Nacional de Bibliotecas)

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