Hermes Solano
Miguel Araya fue una de las víctimas del trágico accidente que enlutó la comunidad de Cervantes de Cartago este viernes.
Araya, de 66 años de edad viajaba en el vehículo 4X4 que fue embestido por el camión que transportaba madera. Estaba haciendo el alto para doblar a mano izquierda.
Él era el único vecino de Cervantes que perdió la vida. Las otras víctimas vivían en Nicoya, Guanacaste y San José.
Conocido como el “panadero del pueblo”, don Marvin ya había terminado de entregar el pan cuando sucedió la fatalidad.
Estaba a 75 metros de su negocio, la Panadería San Pancracio, que según los vecinos fue el primer local de venta de pan en este distrito del cantón de Alvarado.
Así lo contó Carlos Pacheco, uno de los testigos del accidente y también una cuñada del fallecido, quien solicitó mantener su anonimato.
Pacheco también es panadero y a la hora del hecho venía saliendo de su jornada laboral.
Araya murió entre las latas retorcidas de su vehículo, así como del camión maderero y el de la Cervecería Costa Rica.
“Es muy doloroso para todo el pueblo de Cervantes porque don Miguel era muy conocido y muy buena persona”, contó esta tarde a El Observador.
Su cuñada aseguró que la familia está en shock por lo sucedido y recordó que hace varios años un hermano de don Miguel también murió en un accidente de tránsito.
El hombre era casado y tenía un hijo.
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Duro golpe
Además de don Miguel, fallecieron 3 personas más. El conductor del camión que transportaba madera y que se habría quedado sin frenos, así como una mujer que lo acompañaba.
Ellos fueron identificados como José Delfino Cubillo y Leydi Valencia, quienes llegaron de Nicoya a dejar madera a este sector.
Además, falleció el conductor del camión de la Cervecería, identificado como Luis Diego Godínez Badilla.
Según Pacheco quien fue testigo del accidente, segundos antes del impacto él saludó a los muchachos del camión cervecero, quienes andaban entregando producto.
En un instante solo escuchó el golpe y el estruendo y corrió 25 metros hasta el lugar de los hechos, donde dice que el humo y las latas retorcidas hacían difícil ver con claridad.
Los vehículos se estrellaron contra una estructura que servía como venta de tiempos y donde había una verdulería.
A la hora del accidente no había personas adentro. La muchacha que atendía el lugar de los tiempos entraba a las 7 a.m.
Así quedó el carro de don Miguel.
Pudo ser peor
A la par de donde quedaron los carros estaba la panadería Musmani y solo centímetros separaron el choque con los tanques de gas de ese negocio.
De haber chocado ahí, se pudo generar una explosión y la tragedia hubiera sido peor. En la panadería, separados por una pared de los tanques estaban dos empleados trabajando.
Ellos pudieron ser víctimas mortales.
El Observador quiso conocer la historia; sin embargo, nos dijeron que por órdenes superiores no podían dar declaraciones.
En el vídeo del accidente se observa a una persona que pasó por el lugar segundos antes del impacto de los vehículos sobre el local donde se vendían los tiempos. Según se aprecia, iba pasando por ahí y al ver el choque salió corriendo.
Consultados los vecinos afirmaron no saber quién es. Un testigo indicó que se volvió a montar en el carro en el que llegó al lugar.
Las autoridades levantaron los cuerpos y lo que quedó de los vehículos a las 5 p.m., 11 horas después del hecho.
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