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El planeta experimenta una lenta “vuelta a la normalidad” tras el confinamiento

(París). El planeta continúa con su lento retorno a la normalidad a pesar de la propagación del coronavirus, con un…

Por AFP

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El planeta experimenta una lenta “vuelta a la normalidad” tras el confinamiento
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(París). El planeta continúa con su lento retorno a la normalidad a pesar de la propagación del coronavirus, con un saldo diario menos preocupante en Estados Unidos, pero bajo la advertencia de la Organización Mundial de la Salud que recomienda extremar la vigilancia durante el desconfinamiento.

El lunes, por segundo día consecutivo, Estados Unidos, el país más afectado, registró menos de 900 muertes (830), según el recuento de la Universidad Johns Hopkins. Es demasiado pronto para determinar si se trata de una tendencia.

Usar mascarilla en público -la precaución más visible- se ha convertido en algo ordinario para muchas personas en todo el mundo. A partir del martes, por ejemplo, esta protección y los guantes serán obligatorios en el transporte público en Moscú.

La capital de Rusia es uno de los lugares del mundo donde el confinamiento de la población es la norma, mientras que otras regiones del país emprenden un levantamiento gradual y “muy concienzudo” de las restricciones, en palabras del presidente Vladimir Putin.

El martes, Singapur permite que algunos comercios y negocios reabran, como las peluquerías. “Sé que algunas personas no se han podido cortar el cabello durante un cierto tiempo, pero no hay necesidad de precipitarse a la peluquería el 12 de mayo”, afirmó el ministro de Desarrollo Nacional Lawrence Wong hace cuatro días.

En el estado de Nueva York, el desconfinamiento comenzará a partir del viernes, excepto en un lugar, la metrópolis homónima.

La enfermedad (COVID-19) sigue causando estragos en el país, con más de 80.000 muertes. Según un estudio publicado el lunes por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, la sobremortalidad de marzo y abril muestra que las cifras son probablemente inferiores en varios miles a la realidad.

Avanzar a ciegas

No es algo específico de esta ciudad estadounidense. La falta de tests provoca que en casi todas partes los balances sean incompletos.

El presidente Donald Trump, sometido a un test a diario, empieza a mostrar signos de cautela. Limitar el contacto con el vicepresidente Mike Pence, cuya portavoz ha contraído el virus, “es algo de lo que probablemente vamos a hablar durante este período de cuarentena”, dijo el lunes.

Parece confirmar así las informaciones de prensa que aseguran que Pence se halla en autoaislamiento.

El lunes por la noche había un total de 4,15 millones de casos en todo el mundo, y casi 284.000 muertes, según el recuento de la AFP a partir de fuentes oficiales.

En ausencia de tratamiento y de vacuna “se necesita extremar la vigilancia”, dijo Michael Ryan, del programa de emergencias sanitarias de la OMS en una videoconferencia con la prensa el lunes.

Según él, “algunos países”, que no ha mencionado, optaron por “cerrar los ojos y avanzar a ciegas” hacia el desconfinamiento, sin haber identificado los brotes de contagio ni preparado suficiente capacidad hospitalaria.

La experiencia de los primeros afectados en Asia incita a la máxima prudencia. A pesar del despliegue de considerables recursos para rastrear el coronavirus, y las precauciones de la población, Wuhan (la ciudad del centro de China donde comenzó la epidemia) informó de nuevos casos el domingo y el lunes, pero ninguno el martes. Y Corea del Sur lucha contra un brote de infección en Seúl, que partió de un joven de 29 años que frecuentó bares y discotecas.

En otros lugares, el desconfinamiento no siempre transcurre en condiciones idóneas.

El lunes, decenas de habitantes de París, por ejemplo, en el primer día sin restricción de movimiento, improvisaron aperitivos a orillas del Sena y de un canal. Como consecuencia el prefecto ha prohibido el consumo de alcohol en esos lugares hasta nuevo aviso.

A tientas

En España, el lunes estuvo marcado por la alegría de poder volver a los bares, con estrictas medidas de higiene.

“Después de tanto tiempo encerrados en casa, estamos disfrutando de un reencuentro bajo el sol”, comentó Marcos Maimó, de 29 años, mientras brindaba con tres amigos en Tarragona, al sur de Barcelona.

En Ucrania la reapertura de los restaurantes se realiza con precauciones. Pero algunos dudan de su utilidad. “¿Cómo nos salvará esta mascarilla? No nos va a salvar”, afirmó un cliente de un restaurante en Kiev, Gueorguii Mousseliani.

En el Reino Unido, el segundo país en número de muertos, el plan de desconfinamiento del primer ministro Boris Johnson ha suscitado un torrente de críticas. Los profesores, por ejemplo, no quieren oír hablar de reanudar las clases “hasta que sea seguro”, señaló el sindicato NASUWT.

Noruega, uno de los primeros países de Europa en enviar a los niños de vuelta a la escuela, reveló el lunes que esto no había avivado la epidemia. Los adolescentes regresan a clase esta semana.

Otros países andan a tientas, como Turquía. El presidente Tayyip Erdogan anunció cuatro nuevos días de confinamiento de sábado a martes, pero las peluquerías y los centros comerciales han comenzado a reabrir.

Barrios humildes y cárceles

Los barrios humildes hacinados y las cárceles son un motivo de preocupación, sobre todo en América Latina y el Caribe, una de las regiones más afectadas por la pandemia, con 20.909 muertos (de 375.000 contagios), más de la mitad en Brasil.

Un cabecilla del cartel mexicano de Los Zetas, Moisés Escamilla May, de 45 años y condenado por la decapitación de 12 personas, murió en una cárcel de COVID-19. Y en Perú, internas de un penal de mujeres en Lima protestaron pidiendo “ayuda” luego de que una presa diera positivo por coronavirus.

Nicaragua, donde según el gobierno solo hay 16 casos y cinco muertos, también preocupa. Según el Observatorio Ciudadano (independiente), hay más de 780 casos sospechosos.

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