Desde la columna

El poder como servicio y una verdad incómoda

Carlos Gallegos. Profesor en Lead University ¡Líderes que sirven!, es el slogan que muchas organizaciones públicas y privadas han adoptado…

Por Desde la Columna

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El poder como servicio y una verdad incómoda
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Carlos Gallegos. Profesor en Lead University

¡Líderes que sirven!, es el slogan que muchas organizaciones públicas y privadas han adoptado como una indicación de su aspiración a ser mejores.

Después de todo si el líder es efectivo su organización logra acercarse mucho más a los objetivos para los cuales fue creada, llámese un mejor bienestar para sus accionistas, empleados, clientes y partes interesadas.

El propósito ulterior de una organización moderna no es simplemente generar riqueza para sus accionistas. Esto fue así en el pasado, hoy día sin embargo los objetivos de crear bienestar también para sus empleados, clientes y el medio ambiente las obliga a replantear algunas de sus estrategias. Una alta utilidad con un alto costo social o ambiental ya no es bien vista.

Los verdaderos líderes al igual que los gobernantes tienen una responsabilidad superior. Decía en una columna reciente que el primer mandatario no es el que manda más, sino que el que ha recibido el mandato más claro y en forma más directa.

El sufragio es la mejor forma de transferir el poder de los mandantes (pueblo) al Presidente de la República (Primer Mandatario). Esa es la verdadera responsabilidad de un verdadero líder… poner a sus subordinados por encima de sus propios y egoístas intereses.

Costa Rica se decanta entre el camino hacia el progreso y una mayor equidad o el retroceso y el mantenimiento de odiosos privilegios para algunos empleados públicos. La equidad medida con el índice Gini ha aumentado no porque los ricos se hayan hecho más ricos como repiten sin parar algunos socialistas trasnochados, sino porque la equidad en la clase media (antiguo bastión) se rompió en los últimos años como consecuencia del aumento desproporcionado de las salarios y beneficios de los empleados públicos.

Es una verdad incómoda, pero es la verdad. Lo vengo diciendo desde hace años, pero finalmente ya hay economistas de las universidades públicas que lo han señalado, publicado y demostrado.

Ejercer el poder conlleva la ineludible obligación de servir a los demás. Detentar poder obliga a decir las cosas que nadie más de atreve a decir y actuar consecuentemente. El líder de verdad es una persona solitaria.

El tener liderazgo también implica poder desarrollar una visión a largo plazo y lograr comunicarla en forma adecuada a todos, propios y extraños, votantes a favor y en contra.

Si no sirvo para servir tampoco sirvo para liderar. El líder sirve.