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El rey sin corona, en hombros de su gente

El 18 de junio pasado, Alajuela enloqueció. Decenas amanecieron tirados en la calle, otros tanto cantando y bailando en la…

Por Paulo Villalobos

Tiempo de Lectura: 2 minutos
El rey sin corona, en hombros de su gente
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El 18 de junio pasado, Alajuela enloqueció. Decenas amanecieron tirados en la calle, otros tanto cantando y bailando en la afueras del Alejandro Morera Soto.

En el interior del estadio latía el corazón del emblemático exjugador, quien destacó en la década de los treintas por sus goles con el Barcelona de España.

¿El motivo? La Liga Deportiva Alajuelense alcanzaba el centenario de su fundación.

Una placa conmemorativa, varias concentraciones masivas en las calles, la apropiación de espacios públicos, la dedicatoria del torneo nacional, una edición especial de lotería e incluso,  una cena elegante ofrecida por el Saprissa, su más acérrimo rival.

De la caravana de alegría no se pudo bajar ni siquiera el presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), Gianni Infantino.

Han pasado ya cinco días y la fiesta no se ha detenido. Recién este sábado los manudos congregaron a más de 12 mil aficionados al fútbol, para vivir un espectáculo de luces y música, y un evento que desde hace 10 años realizan bajo el nombre del “Día del Liguismo”.

La pelota hasta ahora ha estado lejos de los eventos del centenario. Será hasta el 30 de junio que los manudos regresen a la acción. Lo harán en su casa, contra el Millonarios de Colombia, dirigido por Jorge Luis Pinto.

En el horizonte se asoman otras tantas actividades, que van desde conciertos internacionales, hasta ferias y la inauguración del primer museo de un equipo en el país.

Todo este cúmulo de alegrías han permitido que pase desapercibida la que resulta una de las más extensas sequías de títulos para el club en sus tiempos recientes: cinco años y medio, o, si así lo prefieren, 11 campeonatos cortos.

Justamente un cetro ha sido el único ausente a los festejos rojinegros.

Es así como la tan ansiada copa número 30 representa la corona que le falta al león, eterno rey imponente de la selva.

Sus seguidores, lejos de recriminárselo, lo han alzado en hombros y lo han homenajeado.

Por ahora, se han abocado a celebrar sus 100 años como uno de los pioneros del deporte costarricense, como una de las instituciones más importantes a nivel centroamericano y como símbolo indudable de multitudes.