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El trabajo de combatir al Diablo: así es el proceso de ser exorcista en Costa Rica

Ser sacerdote es una labor con diversas responsabilidades, incluyendo la posibilidad de tener que combatir al mal mediante un exorcismo.

Por Tomás Gómez

Tiempo de Lectura: 4 minutos
El trabajo de combatir al Diablo: así es el proceso de ser exorcista en Costa Rica
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Ser sacerdote es una labor con diversas responsabilidades, incluyendo la posibilidad de tener que combatir al mal mediante un exorcismo. Se trata de una tarea de la que ninguno de ellos está exento.

El chance de que eso llegue a ocurrir es remoto, dado que de todos los casos que llegan a buscar ayuda para un exorcismo, el 99% termina rechazado. Pero el 1% sí requerirá de un largo proceso que por años ha intrigado a las personas.

El cine se ha encargado de mostrar una versión de la historia. Pero detrás hay siglos de estudio, tácticas de investigación y procesos de fe para abordar un fenómeno que a estas alturas del siglo XXI sigue sin explicación.

Los detalles los compartió con El Observador el sacerdote Jafet Peytrequin, experto en el tema del exorcismo dentro de la Iglesia Católica de Costa Rica.

Según detalla en estos casos lo que se combate es el mal, manifestado por la criatura a la que genéricamente se le conoce como el “Diablo” y que termina influyendo sobre la persona.

“El mal no es simplemente una ausencia sino es una eficiencia, que actúa de manera personal”, explica.

Cualquier persona está en riesgo

Para la doctrina religiosa, lo que se conoce como “posesión” tiene diferentes grados de afectación.

“No es propiamente una sustitución de la voluntad de la persona; el Diablo no puede decidir por la persona. Pero sí puede de una forma u otra ensañarse con una persona para doblegar su voluntad”, explica el sacerdote.

El exorcismo -que a nivel católico es considerado un sacramental- se encargará de liberar a la persona de esa “influencia nefasta, extraordinaria”.

Un punto clave es según la doctrina cualquier persona es susceptible a sufrir la influencia, si bien hay ensañamientos.

“No hay un criterio específico para determinar por qué esas personas son influenciadas de esa manera”, detalla el experto.

Pero… primero está el análisis

Para llegar a un exorcismo debe haber certeza de que se trata de una situación “preternatural”. Esto quiere decir que se pueda atribuir a una causa totalmente ajena lo conocido, ya sea la naturaleza, la salid, etcétera.

De hecho, el paso clave será recurrir a las demás ciencias humanas antes de dar el paso teológico.

“Se procede con mucho análisis, mucho estudio, desde el punto de vista del aporte de todas las ciencias auxiliares que se puedan, sobre todo de la psicología, descartar absolutamente cualquier elemento que tenga una causalidad natural. Esto para poder determinar si la causa que está perturbando a la persona es de índole”, detalla Peytrequin.

Si bien a la persona se le puede acompañar con oraciones de protección en todo momento, llegar al grado principal está reservado.

Para el resto que se insiste en que está acompañamiento psicológico y espiritual. Además, está el factor de la influencia comunicacional, que lleva a más personas a identificarse como víctima de las posesiones.

“Se ha vuelto algo recurrente pero quizás también mucho por la influencia del cine, de los medios de comunicación, las personas siempre se sienten un poco agobiadas cuando sienten que en su vida algo no va bien entonces lo primero que intentan es buscar una causa”, aduce en presbítero.

¿Quién puede hacer el exorcismo?

Como se indicó antes, todo sacerdote puede terminar con la responsabilidad de un exorcismo.

Eso sí, la jerarquía establece que la prioridad recae en el obispo de casa diócesis y, si no, en el religioso que él delegue.

Eso sí, siempre se analizan todos los elementos para descartar otras explicaciones. “Hay que descartar todo lo posible que sea una causalidad de índole natural”, insiste Peytrequin.

La posibilidad de especializarse en el tema existe y de hecho desde Roma se realiza un curso referencial, con otras versiones más locales.

Esa formación sí puede pesar al momento de designar a la persona que

“Normalmente el obispo prefiere reservárselo a alguno que por práctica o conocimiento pueda hacerlo de la mejor manera”, apunta el sacerdote.

exorcismo

El padre Elias Rahal, de 73 años, realizó un ritual de exorcismo a una mujer libanesa en una iglesia del distrito de Mina, en la ciudad portuaria de Trípoli, al norte de Líbano (AFP).

Después del exorcismo

Los procesos para llegar a aplicar el sacramental del exorcismo suelen ser muy largos. Serán los estudios de descarte los que definirán su duración.

Lograda la liberación, las personas tienen la recomendación de apegarse a la fe.

“Se le invita a una volver a una vida de fe permanente, porque en realidad el sacramental es simplemente un reflejo de las gracias que ya por medio de los sacramentos puede seguir obteniendo”, cita Peytrequin.

Los exorcistas, por su parte, mantienen reuniones con el fin de profundizar los casos y como determinar cuándo realmente se trata de una influencia demoniaca.

“Hay capacitaciones que continuamente se le están haciendo más que todo para compartir experiencias entre los mismos exorcistas. Al compartir las experiencias pueden ir determinando sobre todo el discernimiento para la valoración de los casos y no entrar en la tónica que todo tiene que ser inmediatamente atribuido al demonio”, suma.

A nivel católico, la postura es la figura de Cristo.

“Solamente existe un señor que es Jesús y por tanto cualquier influencia, cualquier perturbación que una persona pueda recibir de parte de la criatura así llamada Diablo puede ser perfectamente repelida por la gracia de nuestro Señor”.