Dionisio Paniagua no deja de asombrarse con las maravillas de la naturaleza en Corcovado, al sur de Costa Rica.
Este experimentado guía turístico captó hace tres días a una danta y su cría en el sector de La Sirena.
El hecho ocurrió cuando Paniagua recorría el parque nacional en compañía de cinco turistas de Hungría y uno de Austria.
Cuando el grupo divisó a la madre danta pasear con su cría, Paniagua alistó su cámara y celular para tomar fotos y videos.
“El austriaco me abrazó… me decía: ¡qué emoción, nunca pensé que vería una dantita!. Todos estaban súper felices, porque no siempre se pueden ver a una danta y su bebé. Esto es una enorme suerte”, contó a El Observador desde Corcovado.
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Importancia de este animal
La Universidad de Costa Rica (UCR) explica en su sitio web que la danta o tapir (Tapirus bairdii) es el mamífero terrestre más grande que habita el neotrópico.
En Costa Rica, vive tanto en zonas bajas (Guanacaste y Parque Nacional Corcovado) como en zonas altas como el Cerro de la Muerte.
“La danta no es el alimento predilecto de ningún depredador en particular, debido a su gran tamaño. Se le llama popularmente la jardinera del bosque debido a su papel fundamental en el ecosistema, ya que dispersa semillas y abre claros en el bosque.
“El tapir o danta se alimenta del sotobosque, uno de los principales obstáculos para la germinación. Por eso su presencia facilita el crecimiento de las plántulas en las zonas boscosas”, publicó la UCR.
En el 2015, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ubicó a la danta dentro de las especies consideradas en peligro de extinción.
Paniagua, sin embargo, cree que esta especie se encuentra en una mejor posición. A partir de su experiencia considera que hay una menor caza y mayor conciencia entre los costarricenses.