Aunque las posibilidades de una reelección se mencionaron hasta la semana anterior, Carlos Ricardo Benavides se apegó al compromiso de mantenerse en la presidencia del Congreso por un único año.
La gestión legislativa que arrancó el 1° de mayo del 2019 terminó este viernes con el traspaso del mando al restauracionista Eduardo Cruickshank.
El periodo cerró con 160 leyes aprobadas – la cifra más alta desde la llegada del multipartidismo -; reformas polémicas como la nueva regulación de huelgas; y con los anecdóticos regaños de Benavides al resto de sus compañeros por hacer bulla o estar rompiendo el quórum de manera reiterada.
“Esta gestión se destaca por pensar primero en la gente más que en los partidos políticos y en nuestras diferencias. La clave de nuestro éxito es la capacidad de llegar a acuerdos y la capacidad de tener una oposición que ha construído constantemente”, dijo Benavides ayer.
“Me siento muy halagado, muy honrado,muy bendecido, por haber podido el Presidente de este Congreso durante el año que se termina”, agregó.
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La herencia de Benavides
Consultado por El Observador, Benavides celebró no solo la cantidad de leyes sino la calidad.
Entre el paquete de normativas aprobadas, el liberacionista destacó la agenda de incorporación a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Además mostró satisfacción por otras iniciativas como la Ley de Educación Dual o la Ley para darle Seguridad Jurídica al Derecho a Huelga y sus procedimientos, así como los nombramientos de magistrados, que estuvieron estancadas por años.
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