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Encuestas y la realidad electoral

Por José Alberto Rodríguez. Demoscopía Es incorrecto decir que la encuesta es la foto de un momento. La encuesta mide…

Por Desde la Columna

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Encuestas y la realidad electoral
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Por José Alberto Rodríguez. Demoscopía

Es incorrecto decir que la encuesta es la foto de un momento. La encuesta mide estados de situación en la dinámica de los acontecimientos.

La conducta humana es la consecuencia de “marcos de pensamiento” que son conceptos que están incrustados en la sinapsis cerebral.

En la dinámica de los acontecimientos nos enfrentamos de forma sistemática y permanente a tres momentos; el pasado  en el cual hemos acumulado experiencias, conceptos, visiones y otros; el presente, en cual experimentamos y asociamos información, estímulos, sensaciones; y el futuro, en el cual visualizamos nuestra conducta, consecuencia del estímulo que estamos recibiendo y los conceptos que estructuran nuestros marcos de pensamiento.

Cuando nos preguntan “¿por quién va a votar?”, los conceptos incrustados en la sinapsis de nuestro cerebro nos dicen quién puede ser o no ser, decir la verdad o disimular o mentir, dudar o no saber. ¿Por qué actuamos así? Actuamos así  porque de acuerdo a esa pregunta nos visualizamos a nosotros mismos, en una situación futura, que puede ser inmediata a mediano o largo plazo, con una estructura de poder que me complace, rechazo o ignoro, que me da temor o es un sesgo en el futuro que aspiro.

Esta es la dinámica de nuestra vida, que técnicamente se explica por medio del modelo teórico, el “interaccionismo simbólico”. La encuesta no es la foto de un momento, son los datos que miden la dinámica de percepción, que tiene un pasado, presente y un futuro. Por ello, somos seres humanos que existimos con una cultura, es el sentido de la individualidad y lo societal.

Primera parte del proceso electoral

La primera parte del proceso electoral que terminó este domingo 6 de febrero y que abrió la puerta al cosmos de la segunda vuelta, requirió de un proceso sistemático de medición, bajo parámetros científicos y éticos para su comprensión y explicación.

No se trataba de medir un dato aislado o único, la verdadera investigación ha sido medir tendencias, opciones reales de clasificación y probabilidades de posicionamiento o no, “acorde a cada partido según su capacidad de posicionamiento, acorde a cada partido según su realidad”.

Han sido muchos actores. En este escenario sólo es comprensible la calidad de la medición, dentro de un modelo de análisis probabilístico.

El mayor fracaso en la medición ha sido para aquellas empresas que invisibilizaron el crecimiento paulatino de Rodrigo Chaves, desde finales de octubre hasta el día de las elecciones. Este fue un crecimiento sistemático, moderado y permanente. Tal “punto ciego” en la medición o en el manejo de los datos, es haber ignorado el 50% de este proceso electoral.

La encuesta política pre electoral es el único estudio de mercado que realmente tiene una verdadera comprobación empírica. Este es un principio de la estadística aplicada a la política y obviamente al marketing. Muchos de los análisis políticos expresados en algunos medios de comunicación antes de las elecciones, más que enfoques estadísticos y socio políticos serios, fueron homilías de conveniencia.

La encuesta no es la foto del momento, es la medición del estado de situación en la dinámica de los acontecimientos, sean estos políticos, del mercado, la salud y muchos otros. En consecuencia, las encuestas en un proceso político deben medir tendencias y resultados explicables, acorde al escenario cultural y las dimensiones conceptuales de los actores sociales.

Basado en los diversos estudios que Demoscopia realizó para el diario digital El Observador, uno para la Universidad Latina y otros análisis complementarios, las tendencias y escenarios de interpretación final han sido los siguientes:

 

  1. José María Figueres. En cinco estudios realizados por Demoscopia entre noviembre al 1 de febrero, la media de intención de voto fue de 18.75% que ponderado (sin tomar en cuenta a los indeciso, no van a votar y NS/NR) equivale al 28.97%. El cómputo final electoral fue de 27.28%. Todo parece indicar que José María pudo movilizar su conglomerado promedio de simpatizantes, sin mostrar un crecimiento del límite superior de la media acumulada desde finales de noviembre. Mantuvo su posicionamiento y fidelidad de marca, sin crecimiento visible el día de las elecciones.

 

  1. Rodrigo Chaves. Su crecimiento fue paulatino, constante y normal, sin oscilaciones hacia el decrecimiento. Su posicionamiento pareciera fue más racional, sin que ello signifique la ausencia de lo emocional, dentro de un marco de críticas mediáticas intensas. En septiembre despega con un 2.5%, a principios de noviembre crece al 4,2% y al final del mes con 8.2%, a mediados de diciembre llega al 9.0%. A la mitad de enero se posiciona en el 11%, convirtiéndose en la tercera fuerza, ante Lineth Saborío en tendencia a la baja y Fabricio Alvarado también en decrecimiento.  En la medición publicada en El Observador el 1 de febrero, el candidato Cháves ya está en la segunda posición, con un 11.8% y la candidata Lineth Saborío con un 11%.

 

El cómputo electoral final ha sido del 16.70%. Tomando como referencia la última encuesta de Demoscopia para El Observador, cuyo resultado fue del 11.8%, que ponderado (sin tomar en cuenta los indecisos, no va a votar, NS/NR) equivale al 18.2%. La diferencia con el resultado del cómputo final electoral es del 1.5%, o sea, dentro del margen de error de la encuesta en mención.

Rodrigo Cháves mantiene y fortalece su posicionamiento y fidelidad de marca. Es el outsider, no medido en ninguna encuesta salvo las realizadas por Demoscopia. Proclamado como un minoritario sin opciones de clasificación, como se  puede leer en muchos comentarios periodísticos, algunos de ellos, el día antes de las elecciones.

 

  1. Eli Feinzaig. Es un fenómeno de interés. Su crecimiento es al límite del proceso electoral. Hasta la primera quincena de enero su media fue del 2.5%. Para tercera semana de enero crece al 5% (ponderado al 8%), para cerrar en una cuarta posición con el 12.38% del cómputo final electoral. El candidato Eli Feinzaig, logra que sus mensajes finales, muy orientados a la población joven, se incrusten en la sinapsis cerebral de un segmento importante de población. Por medio de “la repetición espaciada”, sumado a una participación razonable en los debates, construye algunos conceptos por medio de  mensajes simples y segmentados.

 

  1. Lineth Saborío, que disputó el segundo lugar, acortando la distancia con José María Figueres, con diferencias mínimas de 1.75%, inicia su constante caída en enero. Sostenida por la intención de voto femenino (70% promedio de apoyo femenino), nunca logró establecer una visión de futuro para la mujer. Ese voto etéreo en su esencia, sin identidad de marca, con un partido débil y entrópico, sumado a sus errores conceptuales y de formación, expresados en vivo en los debates, inició el camino del no retorno en enero, para caer al cuarto lugar, abatida por la mínima, pero abatida, por el candidato Eli Feinzaig.

 

  1. Fabricio Alvarado. De acuerdo con las mediciones de Demoscopia, la media fue del 10.7%, bajando en enero al 8%. Siempre fue un tercer lugar con distancia mínima del 3% con Lineth Saborío. Recupera su tercer lugar, con una diferencia del 1.9% a favor de  Rodrigo Chavés.

 

Le acompaña a don Fabricio, el voto “mágico religioso”, con nichos en poblaciones de bajo nivel económico y en zonas periféricas vulnerables, zonas en las cuales, la medición telefónica es muy limitada, de un prepago para una comunicación estrictamente para lo básico. En nuestros datos ponderados obtuvo un 12.36%, en el cómputo final electoral 14.82%, o sea 1.46% de diferencia, dentro del margen de error de la encuesta de Demoscopia.

 

Nosotros los seres humanos somos la consecuencia de nuestros propios marcos de pensamiento, de nuestros conceptos que inducen nuestras acciones. Esta campaña ha sido un espacio de enseñanza en este campo.

Los que medimos la opinión pública y aquellos que escriben a partir de esos datos, primero tenemos que preguntarnos, ¿cuáles son nuestros marcos de pensamiento? y ¿cuáles son nuestros conceptos?; pero también, ¿qué orienta nuestras acciones profesionales, es la ciencia, la objetividad, la ética?, o será acaso, ¿la ideología, con un dato oportuno y conveniente, con arreglo a intereses, nubosidad consciente o inconsciente, que  borra la verdadera realidad?. Ante ello, creo que todos debemos de reflexionar.

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