La falta de controles y un espacio prolongado de tiempo sin denunciar marcan el caso “Gallo Tapado”, donde desaparecieron más de ¢3.200 millones de las bóvedas del Banco Nacional.
El Fiscal General, Carlo Díaz, y el director del OIJ, Randall Zúñiga, cuestionaron directamente el actuar del Banco.
En primer lugar revelaron que desde 2019 no hubo comprobaciones físicas de los saldos reportados, lo que no permitió un control real.
A eso suman molestias por el tiempo que dejó pasar el Banco Nacional entre la detección del faltante y la interposición de denuncia.
Díaz y Zúñiga sostienen que tras las publicaciones en la prensa se abrieron los expedientes de oficio y hasta horas después el Banco nacional presentó sus denuncias, con escasa calidad.
Su inconformidad se da porque la información no trascendió hasta la filtración a la prensa casi tres semanas tarde, lo que dejó un portillo para la manipulación de evidencias.
“Se les dio un lapso de tiempo para desaparecer el dinero”, reprochó Díaz.
Los voceros también recriminaron pasividad en el Banco, al punto que ellos están orientando las acciones de investigación.