Formas para inspirar a los hijos a ser buenos estudiantes

Natalia Calderón para El Observador

Inspirar, motivar y alentar todos los días a nuestros hijos.

Es importante que juntos elaboren las rutinas que serán las que dirijan las actividades en el hogar.

Se puede hacer rutina para la mañana, para la tarde y para la noche. La rutina es fundamental, ya que brinda estructura y seguridad. Además, ayuda con la planificación del tiempo. Cumpla siempre las rutinas, en niños pequeños hacerla con fotos.

Fomente el esfuerzo en su hijo cada día y no sólo los resultados. Valore los procesos y no únicamente los productos.

No premie los buenos resultados 

No es conveniente premiar a los niños por buenos resultados, pues es parte de su responsabilidad. Es importante motivar y alentar, pero no dar obsequios o premios por calificaciones.

Escuche activamente a su hijo sobre su día de clases, haga preguntas precisas, por ejemplo, ¿qué tal la clase de ciencias? y no preguntas general, ¿cómo te fue en clases?

Invite a la cooperación, los niños que tienen responsabilidades en el hogar suelen ser más responsables en sus estudios. Por tanto es fundamental que los hijos colaboren en el hogar en diversas tareas (de acuerdo a su edad y tiempo).

Limite el tiempo en pantallas, dentro de la rutina es importante establecer el tiempo que los niños estarán frente a las pantallas (televisor, celulares, juegos de videos y otros), y cumplir con el tiempo acordado.

Hacer reuniones familiares (una vez a la semana), para comentar aspectos positivos de cada miembro y analizar si algo no está marchando adecuadamente, donde todos hagan sugerencias respetuosas para mejorar.

Dedicar tiempo especial a su hijo, un tiempo de compartir o hacer algo juntos.

• De 2 a 6 años: 10 minutos al día
• 7 a 12 años: 30 minutos por semana
• 13 años en adelante: una vez al mes hacer algo juntos.

La cita es fija.  Esto propiciará mejores relaciones y ayudará al niño a sentirse valorado.

Para tener un hijo feliz y motivado es necesario  abrazarle mucho. Esto puede por sí solo cambiar la actitud tanto del padre como del hijo.  El abrazo debe durar unos 20 segundos, para poder hacer ese intercambio de emociones y frecuencias, logrando la conexión que debemos tener con nuestros hijos.

Lo más importante es mantener límites respetuosos y ser firme y amable todos los días.