La Vírgen de los Ángeles ya no recibió a cientos de fieles en visita de rodillas, un joven recibió su ordenación diaconal con mascarilla, WhatsApp se convirtió en la vía para asegurarse un espacio en la misa y los templos se llenaron de cintas y bancas más vacías.
Esas son parte de las imágenes que deja este fin de semana, cuando los templos católicos pudieron reabrir sus puertas, al menos en la mayoría de distritos del país, luego de que la pandemia los obligara a cerrar desde marzo anterior.
La Fase 3 de apertura representó apenas un plan piloto donde pequeños grupos de vuelven a las celebraciones religiosas presenciales, un tanto diferentes a las que se hacían antes de la COVID-19.
El retorno de los eventos públicos a los templos permitió la celebración de actividades especiales que también se frenaron por la pandemia.
En Santa Cruz de Guanacaste, por ejemplo, Wilman Briceño fue ordenado diácono por el obispo Manuel Eugenio Salazar.
La ceremonia estuvo marcada por dos detalles: una presencia mínima de personas y el uso de las mascarillas en todo momento.
Los equipos de protección son uno de los requisitos para los participantes de la misa.
El funcionamiento de las iglesias también demanda estrictos protocolos de limpieza luego de cada celebración, con el fin de desinfectar los espacios.
Los nuevos protocolos también exigen una reducción del aforo de los templos y nuevos horarios para las mismas.
Al tener menos celebraciones, las Diócesis han tenido que implementar sistemas para repartir los espacios entre la comunidad.
Entrega de tiquetes, llamamdas telefónicas o reservas vía WhatsApp como lo hacen en Ciudad Quesada forman parte de las opciones.
De esa forma, se da seguimiento a los asistentes y se previene la asistencia de personas con condiciones de riesgo.
Las nuevas prácticas cambiaron hasta el estilo de recibir la comunión, ahora con filas que aseguran el distanciamiento social y el contacto mínimo entre las personas.
Los cambios también alcanzaron hasta la manera de acomodarse en las bancas, que ya no se comparten entre familias sino que se reservan para una o dos personas como máximo.
En algunas iglesias se marcaron los espacios, en otras, se guardaron los asientos.
Además, los cantos están ahora prohibidos y solo se permite que lo haga una persona desde el púlpito con el fin de evitar la distribución de saliva.
La posibilidad de retonar a la iglesia seguirá limitada por varias semanas y continuará regida por las nuevos protocolos.
Eso, si la condición de cada localidad lo permite.
Los distritos en zona naranja o con riesgo aumentado no pudieron reabrir sus templos este fin de semana.
Así, misas como las del padre Toto en Hatillo 3 que fueron noticia internacional, seguirán siendo virtuales y con el público de papel en las bancas.