El gerente financiero del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi), Carlos Solís Murillo, ahora imputado en el Caso Cochinilla, tiene aprobada su pensión desde febrero anterior.
Sin embargo, el funcionario no se acogió a su jubilación porque adujo que el salario no le alcanzaba “y diay si, si uno no pellizca, yo no puedo, imagínese”.
Esto se desprende de las intervenciones telefónicas y seguimiento de agentes encubierto que realizó el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) como parte de la indagación de este caso.
Así reza textualmente el documento de antecedentes procesales de la investigación que condujo a la detención de 28 personas, entre funcionarios y representantes de empresas constructoras. El Observador tiene una copia del documento.
Solís Murillo es es administrador de empresas con énfasis en contaduría pública y trabaja en el MOPT desde 1991 donde desempeño diferentes cargos, según aparecía en la página del Conavi.
Hoy, es uno de los 28 imputados en el caso de corrupción y desde el lunes 14 de junio permanece en las celdas del OIJ. Contra él, pesa una solicitud de prisión preventiva por un año que hizo la Fiscalía.
La conversación
Como parte del proceso de investigación, los agentes policiales intervinieron una llamada telefónica entre Solís y un hombre de apellidos Barquero Acosta, identificado como extrabajador del Conavi.
Durante la conversación, el exfuncionario de Conavi le recomienda a Solís que “lo que pellizca y lo que le echen a la bolsa de la camisa” lo guarde en una cuenta aparte y así, en dos años se va a poner pensionarse tranquilo.
No obstante, Solís le explica que él tiene muchos gastos relacionados con una presunta relación sentimental que mantiene. De manera que el salario no le es suficiente.
Uno de los favores que Solís habría pedido a las empresa constructoras era la contratación familiares y de un hombre al que denominaba “el suegro”. Se trataría del padre de la mujer con la que mantiene la relación sentimental.
En el expediente de la investigación judicial se menciona al gerente de finanzas del Conavi de forma reiterada. Según se indica, habría recibido dádivas económicas, así como en especie que incluye licores, invitaciones a restaurantes, entre otros.
Como ejemplo se cita una ocasión en la que el gerente “es completamente directo y enfático con la empresaria Mélida Solís Vargas, en solicitarle $2.000 dólares a título personal”.
Además se menciona como, entre el 1 de julio y 7 de agosto del 2020, recibe un dádiva de $3.000 por presuntamente haber incluido en la modificación presupuestaria una distribución de fondos en la que destinó un monto alto del presupuesto a pagar obras de la empresa HSolís.
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Organizador de la fiesta
El informe del OIJ determinó que Solís Murillo pidió una dádiva de ¢600.000 a la empresa MECO, para usarlo en una fiesta privada organizada por empleados del Conavi en el centro de recreo de Acueductos y Alcantarillados, en Coronado, en noviembre del 2019.
Al menos 10 botellas de licor también fueron gestionadas por el gerente financiero, pero en este caso con un representante de la empresa Also Frutales, para ser consumidas en la misma fiesta.
La gestión no terminó ahí. El funcionario logró otras tres promesas de dádiva, por ¢200.000 cada una, con empleados de las empresas Hermanos Bustamante, Dicooc y Constructora FCC, respectivamente.
Todas esas solicitudes de dádivas se habrían hecho a cambio de un trato expedito a las facturas por pagar de las empresas involucradas, las cuales se tramitaban en el Departamento Financiero del Conavi. Les gestiones del gerente se realizaron entre el 25 y el 29 de noviembre de 2019.
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