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Godzilla vs Kong

@Popcorn506 para El Observador Aunque sigamos en pandemia y en muchos sitios todavía haya restricciones para acudir a una sala…

Por Blog

Tiempo de Lectura: 3 minutos
Godzilla vs Kong
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@Popcorn506 para El Observador

Aunque sigamos en pandemia y en muchos sitios todavía haya restricciones para acudir a una sala de cine, esta semana ha llegado el estreno que, por fin, ha devuelto la fe a los más palomiteros: Godzilla vs Kong, ha sido la película que ha reventado la taquilla de verdad.

Ni siquiera un estreno tan esperado como el de Tenet, la última película de Christopher Nolan, ha conseguido atraer a tanta gente en las primeras jornadas desde el estreno.

No es que la del director inglés sea una película poco digna de la gran pantalla, claro que sí. Pero esta de los dos grandes monstruos sabe mucho mejor de este modo.

Hablando en plata: Godzilla vs. Kong no es una obra maestra del séptimo arte. Y puede que a algunos cinéfilos más exigentes en los términos artísticos le resulte una película endeble.

Pero este fenómeno, como el de muchas películas que, en el fondo, sustentan a la industria del cine, se sostiene sobre dos patas principales.

La primera es su maravillosa capacidad de entretenimiento, algo para lo que también hay que tener un gran talento y que requiere de algo artístico. Y, la segunda, su impresionante despliegue técnico.

Es cierto que, aquí, la historia propone algo nuevo, tal vez justificando esta entrega, pero que le da pie a iniciarse con un poco más de sentido.

El tema de la tierra hueca ayuda en la coherencia, pero no es suficiente. También hay un gran ritmo durante todo el metraje, lo que hace que nos mantengamos atados a la butaca casi sin pestañear, ni respirar, lo cual se agradece enormemente.

Pero los personajes de los humanos hacen que baje mucho el nivel, porque no están muy bien desarrollados y llegan a hacer sentir una pequeña desconexión.

Sí, sabemos que esta película es para ver a monstruos gigantes peleándose y destruyendo ciudades enteras. Pero hay algo en lo que nos quedamos con un sabor de boca insuficiente en lo que respecta a los personajes.

En esta ocasión, los actores más renombrados son Alexander Skarsgård, Rebecca Hall y Millie Bobby Brown. Pero, siendo honestos, ninguno es capaz de sacarle demasiado jugo a sus roles y solo consiguen atraer por la fama que los precede.

Lo que funciona

Pero vamos a lo que de verdad sí funciona de esta película y hace que sea un disfrute absoluto para los espectadores.

El enfoque del director, Adam Wingard, centra la atención y el protagonismo a Kong, aunque Godzilla podría parecer el principal de la película.

Y bien cierto es que el saurio es más típico en estas propuestas de mucha acción, mucho ruido y mucha destrucción. Pero King Kong, al menos para el público occidental, es mucho más conocido y cercano.

Y, no lo vamos a negar, las expresiones de un gorila siempre van a resultar más cercanas para el espectador que las (no) expresiones de un dinosaurio gigante.

En conclusión, aquí estamos ante un auténtico espectáculo visual. El resto es accesorio y, aunque nos quejemos de la falta de profundidad de los personajes o de que el guion resulte flojo, no podemos decir que la película no funcione.

Esto es una historia con unos recursos destinados a ofrecer un show vibrante de luchas y destrucción. Y, en lo que se refiere a esto último, no se puede decir más que chapeau.

Si eres amante de películas de acción, de películas de desconexión y del cine de auténtico entretenimiento en la pantalla grande, esta es nuestra ocasión.

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