Seis enormes reflectores de 1.000 watts cada uno le devolvieron el brillo nocturno a la famosa cruz de Alajuelita.
Este ícono josefino de 26 metros de altura, 11 metros de ancho e inaugurado en hierro en 1935 ahora luce radiante gracias a estas luces.
La instalación estuvo a cargo de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz y contó con el apoyo de personal de la municipalidad local.
Jonathan Arrieta, presidente del Concejo de Alajuelita, contó a El Observador que las nuevas luces se colocaron a mediados de enero, con motivo de la celebración del Cristo Negro. Los trabajos duraron cuatro días.
“La cruz con esa iluminación se convierte en una luz de esperanza, más en estos tiempos. Y es un ícono para el cantón, que esperamos también adquiera más interés turístico”, aseguró.
La cruz se ubica en el llamado cerro San Miguel, que tiene una altura de 2.036 m.s.n.m. Debido a la altura de la estructura y el material con la que está construida la base es de concreto de 5.50 metros de ancho y 3.50 metros de profundidad.