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¿Hay color de moda en Costa Rica?

por Blog
Observador CR

Manuel Guisande

Manuel Guisande para El Observador

Yo en en la época seca echo mucho de menos el color, y no lo digo porque sea pintor y con la claridad que hay no estén bien definidos para poder plasmarlos en un lienzo. No, me refiero a algo muy distinto y que tenía su punto.

No sé si lo recordarás, porque ahí en Costa Rica pasaba lo mismo, pero hace años, muchos, antes de que llegara la época seca, una de las movidas que había en todas las casas era el color que se llevaría de moda.

Así, durante, las conversaciones giraban en torno a eso y la gente se divertía: Que si será el malva; que si el azul clarito; que tal vez el oscuro o el crema, que es muy elegante…

Dudas y más dudas

Era como la Gordo Navideño, algo institucionalizado, oficial, y se hacían todo tipo de conjeturas: “Pues el verde no puede ser porque fue el del año pasado”, “que no, que no fue el verde, que fue el rojo”.

O “¡qué va!, que fue el amarillo, no te acuerdas cuando fuimos a Puntarenas, y allí toda la gente…” Y así se estaba discutiendo y pensando sobre el tono que llevaría la vestimenta veraniega.

Yo no creo que esto de que hubiera un color de moda estuviera planificado y menos pensado, ni que varias industrias del textil o un grupo de diseñadores se empeñara en decantarse por uno determinado.

A mí me da que todo sucedía de casualidad, que algunas actrices y gente de la farándula coincidía con una ropa de un color y, por mimetismo y encascada, pues otras que se apuntaban a él. Las revistas del corazón mostraban los modelitos y las mujeres de a pie las imitaban.

No se trataba de, por ejemplo, si era el verde, que la gente se comprara mucha ropa de esa tonalidad, que tampoco los tiempos estaban como para lanzar cohetes, que esto de la crisis, por lo visto, viene desde los vikingos.

Si no que, con un detallito, en forma de pañuelo, un pareo o un bañador, era suficiente, pero así ibas a la moda.

 Todos… enganchados

Esto sucedía especialmente con las mujeres, ya que los hombres estaban más al margen del tinglado, pero relativamente, porque si como se decía entonces estar “in” era llevar un color en concreto, había tantas cosas.

Pero tantas, que no me digas cómo, pero al final terminabas o con una pulserita, con una gorrita, un llaverito o con cualquier artilugio, pero con algo siempre terminabas quisieras o no.

Es cierto que muchas veces ocurría, sobre todo a principios de la época seca, que había como una especie de competencia entre colores y que no estaba todavía claro el asunto. Pero poco a poco se sabía más o menos el que había prevalecido. Entonces, por si existían dudas, comenzaba una especie de caza a la captura de la tonalidad. “Ves, es el crema, mira esa chica, y aquella otra…”.

Puede que fuera una tontería eso del color de moda, pero de alguna forma era algo que nos unía a todos. En aquella época éramos más sencillos, más normalitos.

No nos importaba ir a un campo a merendar con nuestra cestita y el mantel, llevar el coche cargado de cosas como si fuera una mudanza y si te parabas en cualquier lugar charlar con alguien, aunque no lo conocieras.

Yo no sé si esa época era mejor o peor, si éramos más felices o infelices, si disfrutábamos más o menos, pero desde luego, comparada a esta… no hay color.

Manuel Guisande