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¿Jugamos de casita o de doctor? Los juegos sexuales y el abuso

Para El Observador Esto comienza con una historia que conmueve. Hay unas niñas de 7 u 8 años jugando apaciblemente…

Por Margarita Murillo

Tiempo de Lectura: 3 minutos
¿Jugamos de casita o de doctor? Los juegos sexuales y el abuso
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Para El Observador

Esto comienza con una historia que conmueve. Hay unas niñas de 7 u 8 años jugando apaciblemente en la casita de juguete; en el patio de una de ellas, en el vecindario de ambas.

Entonces, una propone que jueguen de ser papas, y otra pregunta: “¿Cómo se juega eso?” Y empieza el juego.

-“Usted se acuesta y yo me acuesto encima suyo; ahora deme un beso”. La niña se acuesta y le da el beso.

-“Ahora, yo me acuesto y usted se acuesta encima mío y yo le doy un beso”.

La mamá de una de ellas llega a la escena: 

-“Chiquillas, ¿Qué están haciendo?, Eso es malo, cochinas, seguro que fueron ideítas de …. “. Y acusa a una de las otras niñas; no a su hija.

-“Ya váyanse. Hasta que da asco”,

-“Y usted (dirigiéndose a su hija) ¿Qué le pasa? Váyase a su cuarto, ahora hablamos”.

La madre piensa: ¿Qué pasó? ¿Qué le pasa a mi hija? Yo no quiero que a ella no le guste la sexualidad, pero esto no está bien ¿o sí?, ¿Y si es lesbiana? ¿O será que alguien la está tocando? ¿Cómo le digo a Juan (el esposo)? Seguro se va a enojar, mejor no le digo nada.  ¿Qué hago?

De pronto suena el teléfono:

-“Aló”. Es una llamada de la mamá de una de las niñas que estaban jugando.

-“¿Vos sabes que fue lo que pasó en tu casa con mi hija?”

-“Ay no, ¿Qué pasó?”. Contesta nerviosa la señora.

-“Ella dice que vos la regañaste porque estaban jugando de casita”.

-“Qué chiquillas, No, solo les dije que no gritaran ¿Y se ofendió? No nada que ver, disculpá, no era mi intención.  Hasta luego”.

Empieza el dilema

Y aquí comienza el dilema profundo de cualquier incidente cuando se involucran temas o circunstancias que tengan que ver con el desarrollo sexual de nuestros hijos o el nuestro.

¿Por qué tanto temor a hablar con claridad? Generalmente, hemos tenido experiencias en donde el acento fue en la reacción inadecuada por parte de los adultos.

Los niños entre los 3 y los 5 años comienzan sus edades exploratorias abiertas, y como lo he comentado en otros espacios, también es un regulador de las emociones que implica el explorar el mundo.

Tocar los genitales es uno de los espacios del cuerpo que está mas directamente conectado con los instintos de sobrevivencia. Alivia el dolor de la separación, la sensación de soledad y la tensión emocional.

Sabemos que algunos/as de los niños/as tocaran sus genitales, se pueden provocar excitación, erección y orgasmos a vista y paciencia de todos. Hay otros niños (as) que no lo hacen, y no por ello tienen un desarrollo sexual sano o no.

Abordaje con claridad

Entre los 5 y los 7 años, los juegos son la repetición de las relaciones que ellos (as) observan en su entorno. Sin embargo, por lo general,nuestra reacción es de adultos e imaginamos un acto sexual genital adulto y no es así: es tan solo un juego exploratorio normal.

La forma de abordarlo es hacia la claridad de que sus genitales son parte de su cuerpo, y al igual que todo el cuerpo hay que cuidarlo, respetarlo y limpiarlo; por lo general tenemos las manos sucias, eso hará que se infecte además son partes muy sensibles que provocan como “cosquillas” (un buen símbolo para los niños entre 3 y 7 años).

Debemos también aprender a controlarnos. Como metáfora: me gustan las golosinas pero no puedo comerme todas las que deseo, debo controlarme. Por lo tanto, no puedo estar tocando mi cuerpo continuamente debo aprender a controlarme, y sobre todo, entender que esta exploración también esta ligada a sensaciones emocionales.

Abrir espacios para hablar de cómo se sienten, qué emociones han tenido, les permitirá asociar el deseo a la emoción y la respuesta desde la conciencia y la toma de decisiones; y no verlo solo como un deseo de descarga mas impulsivo y poco asociado a lo que está sintiendo.  

Ahora bien, si se observara mucha ansiedad por estarse masturbando o querer estar tocando a otros niños (as) vale la pena dialogar más profundamente acerca de posibles indicios de estar viviendo algún tipo de abuso sexual.  

Ante el abuso

El abuso se da de dos maneras: que los toquen o que los pongan a tocar o hacer juegos con los genitales, traseros, pechos de ellos o ellas o del adulto que los induce. O que los pongan a ver escenas eróticas/ pornográficas.

En ocasiones el abuso puede provenir de adultos cercanos o de otros niños mayores que a su vez puede que esté viviendo una situación de abuso. 

Lo que interesa es el deseo de aclarar y abordar con mucha tranquilidad para poder promover la sanidad y el desarrollo. Por encima de todo, no juzgar o señalar, sino confrontar, construir, comprometernos primero por sanar nuestras vidas, nuestros abusos.

Cabe destacar que las conductas que mencionamos al inicio del artículo nos abren espacios para hablar del tema de la educación sexual.

Significa que en ocasiones debemos buscar apoyo, consejo, soluciones positivas para una mejor construcción de nuestra sexualidad.  Todos estamos en la misma barca, y todos estamos en un proceso de ser mejores hombres y mujeres.

Margarita Murillo es psicóloga y máster en sexualidad clínica. Autora del libro “Cómo enseñar sexualidad”.
Web:
http://sexoamoryvida.com/
Correo:
[email protected]
Instagram:
@margaritamurillo
Facebook:
Margarita Murillo Sexóloga